Sentir que el mar se acerca
brisa que envuelve cuerpos
la ola inmensa que llega y azota
-cuando apareces.
23.12.05
(para que luego no olvide)
- El beisbol puede ser algo tan poético.
- La espera en la sala de la abuela.
- El cielo que a la una de la mañana parece el mismo del tornado en el Mago de Oz.
- La brisa.
- Por qué las segundas son fantásticas.
- Las pláticas bajo cobijas, frente a un calentón, por la madrugada.
- No sentir nada cuando alguien dice que le haces falta.
- Razones para no saber dónde y cuándo es casa.
21.12.05
15.12.05
Bajo su costra dura la tierra tiene un corazón de fuego líquido. Está encerrado allá abajo, todo comprimido, pero si algo se rompe, por ejemplo con un terremoto, el corazón líquido viene hacia arriba, sube y sube hasta dentro de los grifos y un día sale en lugar del agua y los mata a todos. También mataría a mi mamá; ella siempre abre la lavadora sin mirar antes dentro.
Por eso lloraba, sólo por eso.
- De Una infancia, Susanna Tamaro.
Por eso lloraba, sólo por eso.
- De Una infancia, Susanna Tamaro.
13.12.05
Tu cuello se estira, la barbilla apunta al techo, clavícula expuesta, pecho abierto. Sigue la flecha, limpiar lunares y luego la flecha que te haga mirar de nuevo abajo, la sangre. La hendidura que habré dejado, la que siempre estará y acariciarán una tras otra; de la que habrás olvidado el origen, fui blanco, les dirás. Habrás olvidado mi rostro y nombre. Mi marca será un souvenir más, un juego que perdiste. Una entre todas tus otras muertes.
9.12.05
Lo que pasa ahora no tiene nada que ver contigo.
Nada de esto. Las bolsas que guía el viento (litografías de nosotros mismos), la aguja que levanto del suelo una vez que me ha traspasado, el conteo, las trampas, esa costumbre de mirar de reojo. No. Las estrellas derretidas por sol --porque la luz nos quema a algunos--, los cables esmeralda que conectan dedo a corazón, la rapidez, el féretro, la ceniza que seremos, la fotografía empolvada, la ropa que regalarán, el cuarto donde nadie volverá a dormir. No. Tú no tienes nada que ver conmigo.
3.12.05
verte a los ojos no es lo que antes.
Hay cemento, noches largas y desvalidas; ya no veo las palabras, el abrazo, lágrimas buscando cauce. Ahora tiemblo, me da frío. Bajo la mirada. Me da miedo encontrarte.
Ahí esperándome.
...Sin embargo, a pesar de que no soy melancólica y de que no suelo dejarme llevar por los recuerdos y la tristeza, reconozco que hay algo triste en la vida. Es difícil definir lo que es. No hablo del dolor que todos conocemos, como son la enfermedad, la pobreza y la muerte, no: es otra cosa distinta. Está en nosotros profunda, muy profunda: forma parte de nuestro ser al modo de nuestra respiración. Aunque trabaje mucho y me canse, no tengo más que detenerme para saber que ahí está esperándome. A menudo me pregunto si todo el mundo siente eso mismo. ¿Quién lo puede saber? Pero, ¿no es asombroso que, en su canto dulce y alegre, era esa tristeza, ese no sé qué lo que yo sentía?
- Fragmento de El canario, Katherine Mansfield.
- Fragmento de El canario, Katherine Mansfield.
1.12.05
mientras me besas
quiero llamarte, pronunciarte, pero es ahí donde y cuando tu nombre no existe. Es entonces que te vuelves todas las cosas.
Tú ya no eres tú, tú ya no eres yo. Eres este camino, la orilla, lengua, segundo, estadía. Eres los ojos cerrados, el silencio que sucede, las sábanas. Eres linternas, navaja, tiempo, el café y los días.
Tú ya no eres tú, eres todo esto que hay, que falta y sobra, que se queda sin darnos cuenta, que a veces huye sin aviso.
Y yo no puedo sino mirarte y besarte y pedir que no te acabes.
Tú ya no eres tú, tú ya no eres yo. Eres este camino, la orilla, lengua, segundo, estadía. Eres los ojos cerrados, el silencio que sucede, las sábanas. Eres linternas, navaja, tiempo, el café y los días.
Tú ya no eres tú, eres todo esto que hay, que falta y sobra, que se queda sin darnos cuenta, que a veces huye sin aviso.
Y yo no puedo sino mirarte y besarte y pedir que no te acabes.
esa cosa inasible
Lo peor de tus preguntas es el eco, el cuenco que dejan en el pecho. El vacío que muestran. Esa capacidad de horadar. Esa cosa inasible que me hacen buscar.
30.11.05
24.11.05
el mejor consejo.
Mira, si viene el [aquí su nombre] te agarras los ovarios y te portas bien perra, porque no siempre se tienen [aquí mi edad] años.
Si no haces eso, no me hables.
Si no haces eso, no me hables.
no le tengas miedo.
Qué hago, qué siento si el que me enseño a nunca cerrar los ojos, a no estar tranquila, a simplemente sobrevivir, me dice No le tengas miedo a la vida, Paloma.
Demasiado tarde, comandante, me lo dice demasiado tarde. Ya infertil la tierra, las fracturas expuestas, ya los niños sin patio, todo ya, todo sucedido. Con varios soles encima, demasiada evidencia y tumbas esperando.
Bebe de la taza, me mira buscándose. Sabe que no importa cuánto lo desee, no podré negarle. Mi consuelo es que quizá sepa que sus palabras son inútiles, brochazos de agua, balas de salva.
Aunque tiene razón, llevo su sangre: estoy condenada. Es por eso, temo porque la parte suya me lacera, me destruye dentro. Me da miedo la vida porque me hizo verla sencilla, como es: un tiroteo donde algunos hombres se matan a quemarropa. El suspiro último de toda una colección de cadáveres, donde de pronto, uno que otro resucita.
Demasiado tarde, comandante, me lo dice demasiado tarde. Ya infertil la tierra, las fracturas expuestas, ya los niños sin patio, todo ya, todo sucedido. Con varios soles encima, demasiada evidencia y tumbas esperando.
Bebe de la taza, me mira buscándose. Sabe que no importa cuánto lo desee, no podré negarle. Mi consuelo es que quizá sepa que sus palabras son inútiles, brochazos de agua, balas de salva.
Aunque tiene razón, llevo su sangre: estoy condenada. Es por eso, temo porque la parte suya me lacera, me destruye dentro. Me da miedo la vida porque me hizo verla sencilla, como es: un tiroteo donde algunos hombres se matan a quemarropa. El suspiro último de toda una colección de cadáveres, donde de pronto, uno que otro resucita.
23.11.05
Distancia justa.
En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
- Cristina Peri Rossi"Otra vez eros" 1994
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
- Cristina Peri Rossi"Otra vez eros" 1994
La ventana donde se abandona el aliento para escribir o dibujar un bobo corazón
el parabrisas cuando volvías de carretera a las cinco de la mañana
el tarro en que te sirven una cerveza bien helada
los vidrios del carro que guardaba dos cuerpos y un eclipse
tus ojos conteniendo el llanto
"...y sólo el ayer está perdido y solo"
Eso pienso cuando veo que afuera está nublado.
el parabrisas cuando volvías de carretera a las cinco de la mañana
el tarro en que te sirven una cerveza bien helada
los vidrios del carro que guardaba dos cuerpos y un eclipse
tus ojos conteniendo el llanto
"...y sólo el ayer está perdido y solo"
Eso pienso cuando veo que afuera está nublado.
21.11.05
nosotros
Los secretos jamás han existido. Sólo estamos nosotros, los estúpidos que creemos en el silencio.
19.11.05
Fuck You Poem # 45/ by Amy Gerstler
Fuck you in slang and conventional English.
Fuck you in lost and neglected lingoes.
Fuck you hungry and sated; faded, pock marked and defaced.
Fuck you with orange rind, fennel and anchovy paste.
Fuck you with rosemary and thyme, and fried green olives on the side.
Fuck you humidly and icily.
Fuck you farsightedly and blindly.
Fuck you nude and draped in stolen finery.
Fuck you while cells divide wildly and birds trill.
Thank you for barring me from his bedside while he was ill.
Fuck you puce and chartreuse.
Fuck you postmodern and prehistoric.
Fuck you under the influence of opium, codeine, laudanum and paregoric.
Fuck every real and imagined country you fancied yourself princess of.
Fuck you on feast days and fast days, below and above.
Fuck you sleepless and shaking for nineteen nights running.
Fuck you ugly and fuck you stunning.
Fuck you shipwrecked on the barren island of your bed.
Fuck you marching in lockstep in the ranks of the dead.
Fuck you at low and high tide.
And fuck you astride
anyone who has the bad luck to fuck you, in dank hallways,
bathrooms, or kitchens.
Fuck you in gasps and whispered benedictions.
And fuck these curses, however heartfelt and true,
that bind me, till I forgive you, to you.
Fuck you in lost and neglected lingoes.
Fuck you hungry and sated; faded, pock marked and defaced.
Fuck you with orange rind, fennel and anchovy paste.
Fuck you with rosemary and thyme, and fried green olives on the side.
Fuck you humidly and icily.
Fuck you farsightedly and blindly.
Fuck you nude and draped in stolen finery.
Fuck you while cells divide wildly and birds trill.
Thank you for barring me from his bedside while he was ill.
Fuck you puce and chartreuse.
Fuck you postmodern and prehistoric.
Fuck you under the influence of opium, codeine, laudanum and paregoric.
Fuck every real and imagined country you fancied yourself princess of.
Fuck you on feast days and fast days, below and above.
Fuck you sleepless and shaking for nineteen nights running.
Fuck you ugly and fuck you stunning.
Fuck you shipwrecked on the barren island of your bed.
Fuck you marching in lockstep in the ranks of the dead.
Fuck you at low and high tide.
And fuck you astride
anyone who has the bad luck to fuck you, in dank hallways,
bathrooms, or kitchens.
Fuck you in gasps and whispered benedictions.
And fuck these curses, however heartfelt and true,
that bind me, till I forgive you, to you.
Estimado comandante:
Pienso que debería desaparecer, de una vez por todas: irse de nosotras. Aquí nadie le necesita ni espera nada de usted. No importa las veces que se disculpe, menos que cambie. Todo usted ha perdido validez. Ahondó tanto, comandante, que ya no nos conocemos dentro. Y lo que vemos en el pecho y en las manos son las balas, los roces e insiciones que hizo.
Llega, corta cartucho y apunta a la línea de fusilamiento. Vemos la escuadra, mientras, me pregunto cuántos tiros faltan para que llegue al sitio intacto, y yo no me pueda volver a levantar.
Llega, corta cartucho y apunta a la línea de fusilamiento. Vemos la escuadra, mientras, me pregunto cuántos tiros faltan para que llegue al sitio intacto, y yo no me pueda volver a levantar.
17.11.05
Preguntas dos veces para estar seguro. Hay tiempos en que no quiero hablar. Pongo mi cabeza sobre tu hombro, mi oído sobre tu hombro, lo que pienso, lo que siento sobre tu hombro. Te mueves, y me doy cuenta del peso que esto pudo haber tenido. Pero tu mano, que ahora descansa sobre mi cabello, me dice que es inevitable. Hay tiempos en que no quiero hablar, porque estar a tu lado no deja espacio suficiente.
15.11.05
14.11.05
eso era.
Pero en ese momento, en éste, eso era el deseo: una niña que toma la verdad de mis labios, levanta una televisión en sus brazos libres de sarna y de cansancio, y avanza hacia la oscuridad sonriendo.
Y yo la sigo.
- De Maruca, Óscar A. Luviano.
Y yo la sigo.
- De Maruca, Óscar A. Luviano.
13.11.05
Cuándo
Nos sentamos: yo a lado del zinc, tú frente a la mesa. Doblas varias veces una servilleta, tu mirada no se aparta de ella. Cuando ya la has vuelto lo más pequeña que puedes, encuentras mis ojos.
- ¿Cuándo vamos a estar tranquilas?
- Nunca, deberías hacerte a la idea.
- ¿Cuándo vamos a estar tranquilas?
- Nunca, deberías hacerte a la idea.
12.11.05
La única.
Sí, eso quiero. Que la beses, que le arranques la blusa, que tu lengua suba y se mueva sobre toda su piel, que estando tan cerca ni siquiera la recuerdes y menos, mucho menos que pienses en mí. Ni un segundo. Yo ya no existo, Samuel, yo no estoy en ti. Ella, la de blusa café y ojos almendrados, la mujer que has conocido esta misma noche, a quien estás desnudando como si ella misma fuera la palabra deseo, a la que viste y tus pupilas se dilataron, a la que ahora veo desde la ventana atarte con sus piernas. Haz que sea ella la única aquí.
Me encanta verte al borde de la cama, asimilando que estás despierta. Abro los ojos, mis pies cuelgan a unos centímetros de la alfombra y escucho tu voz diciendo eso, una, y otra, y otra vez. Volteo atrás, una almohada que jamás he usado y permanece porque en ella tu olor se guarda, pero no hay nadie. Esta habitación no es más que un eco de ti.
11.11.05
10.11.05
La relación entre música y poesía siempre ha pertenecido al ámbito de los sueños. Finalmente, continúa siendo un misterio y, quizá, sea mejor así.
Creo que esta relación tan intensa ilustra la manera en la que dos disciplinas artísticas descubren y exploran sus mutuos misterios. Ezra Pound solía decir que cuando deseaba aprender más sobre poesía, escuchaba a Stravinski.
- Fragmento de "Diálogo entre música y poesía", por Mario Lavista.
Creo que esta relación tan intensa ilustra la manera en la que dos disciplinas artísticas descubren y exploran sus mutuos misterios. Ezra Pound solía decir que cuando deseaba aprender más sobre poesía, escuchaba a Stravinski.
- Fragmento de "Diálogo entre música y poesía", por Mario Lavista.
6.11.05
A guy needs somebody...
Crooks said gently, "Maybe you can see now. You got George. You know he's goin' to come back. S'pose you didn't have nobody. S'pose you couldn't go into the bunk house and play rummy 'cause you was black. How'd you like that? S'pose you had to sit out here an' read books. Sure you could play horseshoes till it got dark, but then you got to read books. Books ain't no good. A guy needs somebody --to be near him." He whined, "A guy goes nuts if he ain't got nobody. Don't make no difference who the guy is, long's he's with you. I tell ya," he cried, "I tell ya a guy gets too lonely an' he gets sick."
- Of mice and man, Steinbeck.
- Of mice and man, Steinbeck.
5.11.05
otra cosa.
Entre la colcha, un libro y ropa doblada, escucho tu voz y los ojos se me vuelven peceras desbordando agua. Dices que no me escuchas, que un camión va pasando, que allá está magnífico y quisieras que estuviera yo, que te cuente lo que he hecho. Lloro más. No sé por qué lo hago.
Podría justificarlo diciendo que te extraño, que no hay nadie en casa, que desde hace días me siento en una esquina de soledades amontonadas, que acá nos está yendo mal; que sí, que por primera vez me gustaría que vieras cómo me quiebro. Podría justificarlo diciendo que las serpientes no tienen obstáculos, que ayer me senté en los escalones de un teatro esperando algo, alguien. Podría decirte que me siento como los cristales que quedan después de un choque. Podría decirte qué golpes da la vida, qué horrible el destierro, que siento que el abrazo de quien sea bastará para caer. Pero no es eso, es otra cosa. Entonces dejo que hables, respondo a medias tus preguntas, te escucho, me mandas un abrazo. Es esto que hago siempre, con todas las cosas: colgar y quedarme en la cama, acariciando sobras.
Podría justificarlo diciendo que te extraño, que no hay nadie en casa, que desde hace días me siento en una esquina de soledades amontonadas, que acá nos está yendo mal; que sí, que por primera vez me gustaría que vieras cómo me quiebro. Podría justificarlo diciendo que las serpientes no tienen obstáculos, que ayer me senté en los escalones de un teatro esperando algo, alguien. Podría decirte que me siento como los cristales que quedan después de un choque. Podría decirte qué golpes da la vida, qué horrible el destierro, que siento que el abrazo de quien sea bastará para caer. Pero no es eso, es otra cosa. Entonces dejo que hables, respondo a medias tus preguntas, te escucho, me mandas un abrazo. Es esto que hago siempre, con todas las cosas: colgar y quedarme en la cama, acariciando sobras.
toco
tu brazo, cuerda que sostiene mi otra mano
el borde de tu oreja, luna acribillada
tu camisa árida sin dunas
tu espalda, repisa de madera mojada, resistente pero gastada
tu pecho un poco hundido, cuenco que no puede con tanto mar
tus uñas no cortadas desde hace una semana
tus mejillas, el trabajo que te cuesta sonreír en estos casos
te toco
y siento lo que no te atreves a decir
y tiemblo
mis manos siempre han sido mi corazón
el borde de tu oreja, luna acribillada
tu camisa árida sin dunas
tu espalda, repisa de madera mojada, resistente pero gastada
tu pecho un poco hundido, cuenco que no puede con tanto mar
tus uñas no cortadas desde hace una semana
tus mejillas, el trabajo que te cuesta sonreír en estos casos
te toco
y siento lo que no te atreves a decir
y tiemblo
mis manos siempre han sido mi corazón
4.11.05
3.11.05
Puede.
Pasó, supimos. Después de tanto ensayo la vemos de frente, y seguimos sin saber bien cómo es.
Una fotografía análoga, la bolsa de té colgando, gafas, aliento, peldaños, vino; en un parpadeo todo se vuelve suyo. Todo en mí, todo en ellos, todo eso, sólo suyo. Camaleonica, moldeable: puede ser tan chica hasta caber en un sobre, o tan grande como para romperle el corazón a una hermana.
Una fotografía análoga, la bolsa de té colgando, gafas, aliento, peldaños, vino; en un parpadeo todo se vuelve suyo. Todo en mí, todo en ellos, todo eso, sólo suyo. Camaleonica, moldeable: puede ser tan chica hasta caber en un sobre, o tan grande como para romperle el corazón a una hermana.
2.11.05
No-jueves.
Será así porque el día solo generalmente es horrendo. Pero mañana no:
A las seis, en la casa de la cultura, Omar Pimienta hablará (no sabemos de qué tanto además) del colectivo clicka photo. Justo después de la charla, a las siete, se inaugura la exposición de la misma clicka.
Aquí un "vayan", "asistan", "están invitados"; tengan un no-jueves.
A las seis, en la casa de la cultura, Omar Pimienta hablará (no sabemos de qué tanto además) del colectivo clicka photo. Justo después de la charla, a las siete, se inaugura la exposición de la misma clicka.
Aquí un "vayan", "asistan", "están invitados"; tengan un no-jueves.
1.11.05
Resulta hasta gracioso cómo nuestras vidas se reducen, en este caso, a un sobre manila. Y es extraño, muy extraño, que la curiosidad y el morbo no puedan. Ninguna parte de nosotros se atreve a abrirlo. Nadie quiere saber.
Lo dejamos en el sillón: huesped no deseado, imprudente. Le dijimos que ibamos a tomar un vaso de agua, que no nos tardábamos nada, que teníamos que subir por algo. Y él se quedó ahí: silencioso, estático, paciente.
Lo miramos. Las tres mujeres, tras un semblante inquebrantable, estamos despavoridas.
Lo dejamos en el sillón: huesped no deseado, imprudente. Le dijimos que ibamos a tomar un vaso de agua, que no nos tardábamos nada, que teníamos que subir por algo. Y él se quedó ahí: silencioso, estático, paciente.
Lo miramos. Las tres mujeres, tras un semblante inquebrantable, estamos despavoridas.
30.10.05
A-hora.
Es el día, es la hora en que voy a decirte lo que faltó: lo que omití, lo que quise desaparecer, lo que me dio miedo confesar. Hoy, a las seis quince de la tarde, voy a atrapar el tiempo en los labios, congelarlo en el hilo invisible de tu mirada, voy a deshacerme entre tus manos.
Es la hora de que sepas. Ahora hablaré. Es difícil, ¿sabes? pensaba que... y empiezo, pero tú, elquesiemprevaaestar, tú, no estás aquí.
Es la hora de que sepas. Ahora hablaré. Es difícil, ¿sabes? pensaba que... y empiezo, pero tú, elquesiemprevaaestar, tú, no estás aquí.
29.10.05
Beso a beso.
Mientras la muerte nos pudre beso a beso,
nosotros, a veces, pensamos en nosotros, en la muerte, en dios.
- Ricardo Yáñez.
Tenías tanto miedo que tus venas se escondieron. Cuando al fin se encontró una la sangre no desistió: grito rojo de auxilio. Tu rimel puesto desde las seis de la mañana se escurría tres horas más tarde, Qué bonita sombra traes, decía tu madre buscando calmar la lluvia. Y tú le sonreíste, despavorida, deseando con todas tus fuerzas que esto terminara. Querías no sentir las agujas traspasándote como tela delgada, la luz blanca cegándote como un sol que jamás habías visto, las miradas atacándote como si fueras un raro experimento. Deseabas tu cuerpo aquí, completo, solamente tuyo, no entre metales y anestesia; no como objeto de angustia. Deseabas una temporada más y al ir deshilvanándote después de una inyección, mientras veías el algodón de azucar que te compró el abuelo en México, el amanecer desde el departamento en la playa, las pestañas de Manuel, las últimas orquideas que pusiste en el florero... sentiste un beso: supiste, muy en ti, que sería la última vez que esos labios fríos tocarían los tuyos.
28.10.05
XXI
Como quien vuelve del infierno
y sostiene en la mirada un brillo indescifrable,
y tanto avanza sin destino
como se queda viendo pasar el viento,
escuchando en la fuente
un gorrión que aletea--
y no pregunta,
no tiene más preguntas.
Como quien vuelve de la muerte
del pozo de la nada,
así abrí los ojos.
- Elsa Cross.
y sostiene en la mirada un brillo indescifrable,
y tanto avanza sin destino
como se queda viendo pasar el viento,
escuchando en la fuente
un gorrión que aletea--
y no pregunta,
no tiene más preguntas.
Como quien vuelve de la muerte
del pozo de la nada,
así abrí los ojos.
- Elsa Cross.
27.10.05
25.10.05
16.10.05
Te acompaño.
- Todos son diamantes, ¿no?
- Sí --contestas. Y entonces, dentro tuyo, abres paréntesis: Es el anillo que compré en el último viaje que hicimos, cuando los viajes eran risas con las niñas, algunos cigarros en el hotel para esperar al que no llegaría, playas sin tumulto, compras. Y entonces, dentro mío, abro paréntesis: Es de cuando nos enfadaban los aviones, el viaje en que me desmayé porque se me olvidó abrir la puerta del baño y el vapor no pudo salir; es el anillo que te probaste y era justo tu medida.
- Le doy dos mil.
- Muy buenos --miras el suelo y firmas. Los ojos se me empañan. Quiero abrazarte, decirte que es la última vez que tienes que abandonar una evidencia, parte de la historia en un lugar así. Quiero abrazarte fuerte, decirte que esto no tarda en cambiar, que te quiero aunque no sirva de nada. Pero si lo hago, tú y yo vamos a llorar tanto, vamos a desnudarnos aquí: frente a un guardia, una cajera y un valuador. Y no podemos. Lo único útil que dejó el comandante fue el eco de su frase: Uno no debe quebrarse, bajo ninguna circunstancia. Tomas el dinero, subimos al carro, manejas a casa. El camino nunca ha sido tan largo, pero aquí mi hombro y mis oídos, y aquí toda yo, contigo, en estas calles que parece no acaban.
- Sí --contestas. Y entonces, dentro tuyo, abres paréntesis: Es el anillo que compré en el último viaje que hicimos, cuando los viajes eran risas con las niñas, algunos cigarros en el hotel para esperar al que no llegaría, playas sin tumulto, compras. Y entonces, dentro mío, abro paréntesis: Es de cuando nos enfadaban los aviones, el viaje en que me desmayé porque se me olvidó abrir la puerta del baño y el vapor no pudo salir; es el anillo que te probaste y era justo tu medida.
- Le doy dos mil.
- Muy buenos --miras el suelo y firmas. Los ojos se me empañan. Quiero abrazarte, decirte que es la última vez que tienes que abandonar una evidencia, parte de la historia en un lugar así. Quiero abrazarte fuerte, decirte que esto no tarda en cambiar, que te quiero aunque no sirva de nada. Pero si lo hago, tú y yo vamos a llorar tanto, vamos a desnudarnos aquí: frente a un guardia, una cajera y un valuador. Y no podemos. Lo único útil que dejó el comandante fue el eco de su frase: Uno no debe quebrarse, bajo ninguna circunstancia. Tomas el dinero, subimos al carro, manejas a casa. El camino nunca ha sido tan largo, pero aquí mi hombro y mis oídos, y aquí toda yo, contigo, en estas calles que parece no acaban.
10.10.05
8.10.05
Señalarte.
Mira, el pequeño señala cuanto puede en un segundo, la hermana que lo cuida intenta que sus ojos alcancen. Yo también quiero señalarte lo que nos rodea. Quiero que lo veas todo: las flores marchitas afuera de la habitación contigua, un elevador sube-y-baja, las luces prendidas en la madrugada, las sirenas, la máquina de café en que nos encontramos a las tres de la mañana los que esperamos: una equivocación en los análisis, el sonido súbito de un aparato, sangre A positivo, la muerte de alguien que dará vida a otro... detalles distintos pero enfocados a lo mismo.
Quiero que sientas. Las heridas que pasan por la sala de urgencias, el delirio de terapia intensiva, tejidos violados, el primer llanto, los sueños. También la desesperación, la impotencia mía y de los que tienen ojeras y traen puesta la misma ropa de ayer. Quiero que te sientas en mi pecho, mírate al lado izquierdo, recordándome que sigo estando aquí.
Quiero que sientas. Las heridas que pasan por la sala de urgencias, el delirio de terapia intensiva, tejidos violados, el primer llanto, los sueños. También la desesperación, la impotencia mía y de los que tienen ojeras y traen puesta la misma ropa de ayer. Quiero que te sientas en mi pecho, mírate al lado izquierdo, recordándome que sigo estando aquí.
Mr. Lisbon
We saw them through the toll they exacted on him: his puffy red eyes that hardly opened anymore to see his daughters wasting away; his shoes scuffed from climbing stairs forever threatening to lead to another inert body; his sallow complexion dying in sympathy with them; and his lost look of a man who realized that all this dying was going to be the only life he ever had.
- Jeffrey Eugenides, The virgin suicides.
- Jeffrey Eugenides, The virgin suicides.
4.10.05
28.9.05
acomodar.
No es que sea el momento equivocado. Lo que quieres está ahí, sólo tienes que acomodar lo demás.
26.9.05
in the attempt*
Celine: If there's any kind of magic in this world, it must be in the attempt of understanding someone, sharing something. I know, it's almost impossible to succeed, but... who cares, really? The answer must be in the attempt.
- Before sunrise.
- Before sunrise.
25.9.05
Búscame luego.
En el polvo del librero, en el bolsillo derecho, en tu cama que en realidad son dos, una tuya y otra para mi recuerdo; en los zippers y las maletas. Indaga en canciones, en los rollos velados, en los diálogos que no han aparecido. Ve si me encuentras en los cajones o en algún pasillo. Y el día que ensambles todo en lo que me has vuelto, desármame otra vez. Pero búscame luego, yo te espero.
la primera
Frente al aeropuerto (frente a tantos abrazos que no volveran a encontrarse; frente a tantas palabras que buscan ser la única, la que se recuerde sobre las demás), abrimos nuestra primer botella de vino mientras se escuchaba Boys don't cry.
22.9.05
Sólo dormidos.
- ¿Por qué no te duermes? Es lo que te hace falta: descansar.
- No te preocupes, no tengo sueño, es todo.
La verdad es que me da miedo cerrar los ojos. Encontrarte en algún edificio, trepando andamios, pasarte sin prisa. Descifrar. Odiaría saber qué es lo que haces conmigo, Samuel, porque los sueños no mienten (lo menos que hace uno al dormir es descansar) ,y esta noche, no sé por qué siento que estoy a punto de darme cuenta.
Por eso no quiero. Por eso voy a ponerme la blusa que te gusta y decirte que nos vayamos al bar que está aquí, a dos cuadras. Vamos a sentarnos en la barra y tu mano caerá sobre mi muslo cuando le des a la cerveza el primer trago. Me acomodaré el mechón de cabellos que el abanico de la esquina movió hacia mi mejilla, y mientras hago eso tú vas a verme el escote y darle el último trago a la cerveza. Pagarás la cuenta, me tomarás de la mano, mis botas sonarán contra el pavimento. El camino será para mirarnos con la curiosidad restante, para inspeccionar lo que nos espera. Antes de entrar a casa voy a sacar un cigarro y tú el encendedor, y luego yo voy a darte otro cigarro. Vamos a sentarnos sobre la banqueta, ver el humo que a los dos nos encanta. Vamos a sentarnos sobre la banqueta hasta que amanezca, Samuel, a recordar lo que hemos hecho, lo que nos perdimos por estar juntos, los libros que hemos leído, lo que nos espera ahora y después. Vamos a estar despiertos siempre, para ignorar lo que sólo dormidos podemos saber.
- No te preocupes, no tengo sueño, es todo.
La verdad es que me da miedo cerrar los ojos. Encontrarte en algún edificio, trepando andamios, pasarte sin prisa. Descifrar. Odiaría saber qué es lo que haces conmigo, Samuel, porque los sueños no mienten (lo menos que hace uno al dormir es descansar) ,y esta noche, no sé por qué siento que estoy a punto de darme cuenta.
Por eso no quiero. Por eso voy a ponerme la blusa que te gusta y decirte que nos vayamos al bar que está aquí, a dos cuadras. Vamos a sentarnos en la barra y tu mano caerá sobre mi muslo cuando le des a la cerveza el primer trago. Me acomodaré el mechón de cabellos que el abanico de la esquina movió hacia mi mejilla, y mientras hago eso tú vas a verme el escote y darle el último trago a la cerveza. Pagarás la cuenta, me tomarás de la mano, mis botas sonarán contra el pavimento. El camino será para mirarnos con la curiosidad restante, para inspeccionar lo que nos espera. Antes de entrar a casa voy a sacar un cigarro y tú el encendedor, y luego yo voy a darte otro cigarro. Vamos a sentarnos sobre la banqueta, ver el humo que a los dos nos encanta. Vamos a sentarnos sobre la banqueta hasta que amanezca, Samuel, a recordar lo que hemos hecho, lo que nos perdimos por estar juntos, los libros que hemos leído, lo que nos espera ahora y después. Vamos a estar despiertos siempre, para ignorar lo que sólo dormidos podemos saber.
Sigue*
Los ojos de Victoria miran incrédulos a la niña. La cortada en el cuello libera la sangre. No se detiene, más sangre, como si quisiera salir del cuerpo que la ha tenido cautiva. La sangre forma minicharcos en las clavículas, se escurre en la ropa, se hace pasta con la arena. Aún con unos cuantos segundos, la vida sigue luciendo insípida.
- de El segundo exilio, Vanesa Garnica
- de El segundo exilio, Vanesa Garnica
Como.
No te cuento. Ni en este lugar al que por morbo te asomaste, ni en las idas al super en que paso a un lado de las manzanas que compraba para ti. No te digo. Escazo perdido. Y aún así vuelves y te me encaramas como un perro, como un deseo que no puedo sacudirme, como un loco a la ventana del carro pidiendo limosna.
21.9.05
algo que faltó.
Una bocanada congelada en ámbar, aro líquido sobre madera y un papel blanco mojado de fragilidad, la misma fragilidad que me bautiza con tus dedos.
Nubes en el vaso, cristal que suda, ese poder que tienes de hacer las cosas primeras, esa mentira. Tú, yo, y mi falta de canas, tú, yo, y este amarillo en el semáforo, y todas las vidas que son nuestras para contarlas, pero tú y yo no cabemos en el tiempo.
Nubes en el vaso, cristal que suda, ese poder que tienes de hacer las cosas primeras, esa mentira. Tú, yo, y mi falta de canas, tú, yo, y este amarillo en el semáforo, y todas las vidas que son nuestras para contarlas, pero tú y yo no cabemos en el tiempo.
17.9.05
Salas.
Cruzaba la calle para llegar a casa cuando sentí: empuje en el cuerpo, un momento suspendida, viento, golpe contra el pavimento, sirenas, tijeras frías cortando la ropa, voces. Desperté entre paredes pulcrísimas; nadie ahí, no era difícil saber, uno se da cuenta cuando está en un hospital. Entonces pienso que cualquier cosa en nosotros es incisión, posees el bisturí perfecto, el pulso. Tiemblo por las mañanas, lo sabes, de ahí mi preferencia a tus cortes. Tiempo atrás la tarea me pertenecía exclusivamente; te la sedo, fue creada para estas tus manos, tus piernas y hombros que se resguardan en mí. Por eso la sangre no se ve al instante, por eso te levantas asustado en la madrugada a limpiar el rojo de ti; por eso tocas como mujer, por eso las lágrimas son tuyas y yo te veo tranquila, por eso ahora debes estar adolorido.
Nuestra habitación como quirófano, luz blanca de tus dedos, la epidemia. Urgencias, Samuel, eres la sala de urgencias en que me presionan el pecho y tratan de resucitarme, en la que entro cada día para sentir menos el yo. Me crees la de espera, y tal vez lo sea: antesala perpetua. Al levantarme cada enfermo, el suero, la bata, el médico... el hospital me hace pensar en ti.
Nuestra habitación como quirófano, luz blanca de tus dedos, la epidemia. Urgencias, Samuel, eres la sala de urgencias en que me presionan el pecho y tratan de resucitarme, en la que entro cada día para sentir menos el yo. Me crees la de espera, y tal vez lo sea: antesala perpetua. Al levantarme cada enfermo, el suero, la bata, el médico... el hospital me hace pensar en ti.
16.9.05
V
De algún tiempo a esta parte, las cosas tienen para ti el sabor acre de lo que muere y de lo que comienza. Áspero triunfo de tu misma derrota, viviste cada día con la coraza de la irrealidad. El año enfermo te dejó en rehenes algunas fechas que te cercan y humillan, algunas horas que no volverán pero que viven su confusión en la memoria.
Comenzaste a morir y a darte cuenta de que el misterio no va a extenuarse nunca. El despertar es un bosque de hallazgos, un milagro que recupera lo perdido y que destruye lo ganado. Y el día futuro, una miseria que te encuentra solo: inventando y puliendo tus palabras.
Caminas y prosigues y atraviesas tu historia. Mírate extraño y solo, de algún tiempo a esta parte.
- De algún tiempo a esta parte, José Emilio Pacheco.
Comenzaste a morir y a darte cuenta de que el misterio no va a extenuarse nunca. El despertar es un bosque de hallazgos, un milagro que recupera lo perdido y que destruye lo ganado. Y el día futuro, una miseria que te encuentra solo: inventando y puliendo tus palabras.
Caminas y prosigues y atraviesas tu historia. Mírate extraño y solo, de algún tiempo a esta parte.
- De algún tiempo a esta parte, José Emilio Pacheco.
13.9.05
12.9.05
Nuestra plaga.
Ayer se metió un ratón a la casa, quedó atrapado en uno de esos tapetes de goma, enseguida del refri; ninguna de las tres quiso sacarlo. Yo no pude por lástima, la Rebeca por asco y mamá por miedo. Nos sentamos en la sala, nos veíamos esperando que alguna se atreviera mientras los chillidos del animal eran cada vez más desesperados.
- Voy a hablarle a Arturo para que venga a sacarlo.
- Arturo está enfermo, amá.
- Bueno, entonces llámale al Abraham.
- Jaaaaa, ¿según tú el Abraham va a sacar un ratón? Si a mí me da lástima él se va a soltar llorando.
- Entonces tú, bebé, háblale a alguien.
- ¿Y a quién quieres que le hable?
- No sé, a cualquier baboso que sea capaz de sacar un pinche ratón de la casa.
- No te enojes, amá. Es que no sabemos a quién... no hay a quién.
La entrada por las noches se llena de grillos, igualito que en el Ley de Culiacán la vez que fuimos a visitarte, hace como siete años, ¿te acuerdas? Aquello parecía una alfombra café claro. Lo bueno es que cantan y no molestan mucho.
En la vitrina se empieza a ver la polilla. No hemos querido decirle a mamá, se pondría mal, la conoces, y ya bastante pasa como para preocuparla con esa insignificancia. Es el único secreto que hemos compartido mi hermana y yo, la única complicidad.
Hoy en la mañana la Rebeca subió corriendo las escaleras, iba a entrar al baño y cuando vio la pared la estaban trepando dos cucarachas enormes, de las de alcantarilla, dijo. Después de los qué asco, y cómo es que los vecinos no fumigan y por su culpa se nos vienen todos los animales, mamá bajó decidida con el Raid en mano. Tú sabes el miedo que mamá les tiene a esas cosas, la nausea que le causan, así que ni miró el baño, vacío el Raid y cerró la puerta; cualquiera se hubiera muerto ahí dentro.
Es triste decirlo por cosas tan mundanas, pero aquí hace falta el que mata las cucarachas de un chanclazo, el que pisa a los grillos sin que nos demos cuenta, el que saca a los ratones quién sabe si con miedo, asco o lástima, pero los saca. Hace falta alguien que detenga esta, nuestra plaga.
- Voy a hablarle a Arturo para que venga a sacarlo.
- Arturo está enfermo, amá.
- Bueno, entonces llámale al Abraham.
- Jaaaaa, ¿según tú el Abraham va a sacar un ratón? Si a mí me da lástima él se va a soltar llorando.
- Entonces tú, bebé, háblale a alguien.
- ¿Y a quién quieres que le hable?
- No sé, a cualquier baboso que sea capaz de sacar un pinche ratón de la casa.
- No te enojes, amá. Es que no sabemos a quién... no hay a quién.
La entrada por las noches se llena de grillos, igualito que en el Ley de Culiacán la vez que fuimos a visitarte, hace como siete años, ¿te acuerdas? Aquello parecía una alfombra café claro. Lo bueno es que cantan y no molestan mucho.
En la vitrina se empieza a ver la polilla. No hemos querido decirle a mamá, se pondría mal, la conoces, y ya bastante pasa como para preocuparla con esa insignificancia. Es el único secreto que hemos compartido mi hermana y yo, la única complicidad.
Hoy en la mañana la Rebeca subió corriendo las escaleras, iba a entrar al baño y cuando vio la pared la estaban trepando dos cucarachas enormes, de las de alcantarilla, dijo. Después de los qué asco, y cómo es que los vecinos no fumigan y por su culpa se nos vienen todos los animales, mamá bajó decidida con el Raid en mano. Tú sabes el miedo que mamá les tiene a esas cosas, la nausea que le causan, así que ni miró el baño, vacío el Raid y cerró la puerta; cualquiera se hubiera muerto ahí dentro.
Es triste decirlo por cosas tan mundanas, pero aquí hace falta el que mata las cucarachas de un chanclazo, el que pisa a los grillos sin que nos demos cuenta, el que saca a los ratones quién sabe si con miedo, asco o lástima, pero los saca. Hace falta alguien que detenga esta, nuestra plaga.
10.9.05
dónde
Sobre tus repisas fotos de pueblos que visitamos, ciudades, veces que nos quedamos en la tormenta esperando, en las que de repente tu brazo se acomoda sobre un curvo vacío, otras muchas en que aparecemos mirándote yo los ojos y tú los labios, enmarcadas de verano, otras de astío, varias sin nosotros.
Los cajones que abría para guardar secretos, puse mi historia muy dentro (la que para ti es mi historia), una que otra línea suelta, sabes que conmigo no faltan. La sospecha, la suficiencia bajo llave y justo después hacer de cuenta que no existían; no fuera a ser que me arrepintiera. Cómo bastarme y que tú salieras sobrando, para eso ya era tarde.
A pesar de mi cuidado dejé algunas cosas fuera de ti. ¿Qué hago con esto poco que dejaste, Samuel?, ¿en dónde me pongo?
Los cajones que abría para guardar secretos, puse mi historia muy dentro (la que para ti es mi historia), una que otra línea suelta, sabes que conmigo no faltan. La sospecha, la suficiencia bajo llave y justo después hacer de cuenta que no existían; no fuera a ser que me arrepintiera. Cómo bastarme y que tú salieras sobrando, para eso ya era tarde.
A pesar de mi cuidado dejé algunas cosas fuera de ti. ¿Qué hago con esto poco que dejaste, Samuel?, ¿en dónde me pongo?
esos tontos
...y por las calles brincaría feliz
como esos tontos que no saben del dolor.
-Gerardo Peña.
como esos tontos que no saben del dolor.
-Gerardo Peña.
9.9.05
8.9.05
Fíjate
Así no se hace, me dices sonriendo: has dicho que la ternura es regalo de mi torpeza. Bajo de la silla en que estaba, me quitas la bombilla que hace un segundo trataba de colocar. Fíjate.
No necesitas la silla, tus brazos se estiran, miro tus manos, tus dedos siempre traen luz. Me estoy fijando. En cómo aprietas tus labios cuando ya casi está hecho el trabajo, el reflejo luminoso en tus pupilas, en que traes el mismo pantalón que ayer y el aroma de todos los días.
Me fijo. Y tus brazos vuelven, paulatinamente, a caer, Ya está, das media vuelta, vas a la habitación.
Sigo fijándome en tu estela.
No necesitas la silla, tus brazos se estiran, miro tus manos, tus dedos siempre traen luz. Me estoy fijando. En cómo aprietas tus labios cuando ya casi está hecho el trabajo, el reflejo luminoso en tus pupilas, en que traes el mismo pantalón que ayer y el aroma de todos los días.
Me fijo. Y tus brazos vuelven, paulatinamente, a caer, Ya está, das media vuelta, vas a la habitación.
Sigo fijándome en tu estela.
7.9.05
Lo que más extraño
Al tío Neto tratando de explicármelo todo. Que me digan muñeca como si fuera cierto. Verte regando el jardín, sólo por gusto. Los atunes cayendo de trailers, las gaviotas que se robaban unos cuantos.
La escénica.
La certeza. El vestidor de espejos. Decirle al Francisco la guerra en misa mientras los demás se daban la paz, creyendo que esa idiotez era uno de los mejores chistes. Los caballos. Saber que el comandante no viene en unos meses, saber cuándo. Pronunciar nuestros nombres sin imaginar restos. Decir hombre y que la palabra me sepa a un dulce de menta. El jacuzzi. Los viajes. Los sábados de beisbol. Las cenas de largo. Las cosas más vanales y las más sencillas. Me extraño.
La escénica.
La certeza. El vestidor de espejos. Decirle al Francisco la guerra en misa mientras los demás se daban la paz, creyendo que esa idiotez era uno de los mejores chistes. Los caballos. Saber que el comandante no viene en unos meses, saber cuándo. Pronunciar nuestros nombres sin imaginar restos. Decir hombre y que la palabra me sepa a un dulce de menta. El jacuzzi. Los viajes. Los sábados de beisbol. Las cenas de largo. Las cosas más vanales y las más sencillas. Me extraño.
5.9.05
ven
A donde en realidad no haces falta, al espacio en que se te acostumbra. Acerca tus pasos, no puedo pedir otra cosa. El amor es lo que la gente como tú, como yo, menos necesitamos. Ven, Samuel, y dime que no me echas de menos, que sin mí tu historia es la misma, que has vuelto porque te aterra estar solo. Abrázame y dime toda la verdad. Yo entiendo.
4.9.05
cuando llovía y estábamos chicos,
todos los primos ibamos a casa de los abuelos. Detrás de la puerta de vidrio esperabamos que cesaran las gotas, mientras el abuelo decía que ahora sí ya iba a impermeabilizar la casa. Al acabar la lluvia, Mario y yo nos sentabamos frente al charco del pavimento, él hacía su barquito de papel. Uno de esos días me dijo cuando seamos grandes vamos a irnos en uno de estos, palomita. Y yo le creí, siempre le creía.
A Mario lo becaron en San Diego, desde chico fue muy bueno para el beisbol; yo acabé lejos del lugar que pensé mi casa. Mario y yo no nos vemos, no hablamos, pero hoy que vi a un niño haciendo un barquito de papel frente a un charco, me sentí igual que cuando lo acompañaba afuera; supe que no he crecido, que no somos grandes, que todavía uno de esos nos espera.
A Mario lo becaron en San Diego, desde chico fue muy bueno para el beisbol; yo acabé lejos del lugar que pensé mi casa. Mario y yo no nos vemos, no hablamos, pero hoy que vi a un niño haciendo un barquito de papel frente a un charco, me sentí igual que cuando lo acompañaba afuera; supe que no he crecido, que no somos grandes, que todavía uno de esos nos espera.
3.9.05
Graffiti (1)
Porque el mundo es un letrero y la mirada
no sabe descifrar sus instrucciones.
Un letrero debajo de la lluvia
con la tinta borrosa:
la palabra “césped” cayendo al hormiguero,
la palabra “pisar” cubierta de inscripciones;
y los demás quién sabe,
lejos,
como una carta de amor
escrita en el aire con los labios.
El mundo es una canción
que se pierde en la radio sin que nadie la extrañe.
La moneda que frotaste en tus manos de niño
hasta que fuiste a la tienda y te dijeron
que ya no tenía valor porque no tenía dibujos.
El mundo es una esfera,
un escritorio y mucho polvo,
un calendario con los días decapitados;
sábados largos como una carretera
por donde se camina mientras pasan coches rápidos,
lunes y miércoles de cinta en el zapato
como si no hubiera ya bastantes nudos.
El mundo es un letrero sin vocales,
un árbol que florece detrás de la pared,
una fruta que nunca madura en nuestros patios.
El mundo es nada más
este decir
y decir
y decir
que no se escucha.
Que hablen más fuerte por favor.
no sabe descifrar sus instrucciones.
Un letrero debajo de la lluvia
con la tinta borrosa:
la palabra “césped” cayendo al hormiguero,
la palabra “pisar” cubierta de inscripciones;
y los demás quién sabe,
lejos,
como una carta de amor
escrita en el aire con los labios.
El mundo es una canción
que se pierde en la radio sin que nadie la extrañe.
La moneda que frotaste en tus manos de niño
hasta que fuiste a la tienda y te dijeron
que ya no tenía valor porque no tenía dibujos.
El mundo es una esfera,
un escritorio y mucho polvo,
un calendario con los días decapitados;
sábados largos como una carretera
por donde se camina mientras pasan coches rápidos,
lunes y miércoles de cinta en el zapato
como si no hubiera ya bastantes nudos.
El mundo es un letrero sin vocales,
un árbol que florece detrás de la pared,
una fruta que nunca madura en nuestros patios.
El mundo es nada más
este decir
y decir
y decir
que no se escucha.
Que hablen más fuerte por favor.
- Julián Herbert.
1.9.05
Ya sabes que planear viajes no es lo mío. Yo de lo que me encargo es de empacar y desempacar, tuyo es el trayecto.
Las carreteras, casetas, las gasolineras y los niños que limpian el parabrisas te piden sólo a ti, Samuel. Tú siempre tendrás las monedas, la feria en el cenicero, lo que nos falta. El mapa abierto que te guía, simula tu mano calcada en la mía, un mapa al que miras perdido, al que de repente se le borran las calles, los kilómetros, las ciudades y te deja más extraviado de lo que venías. Mientras, veo la tormenta, las luces inmensas que juegan a ser lámparas de discoteca, el camino desolado y el auto rojo en que vamos; me encanta el cuadro, las dos de la mañana y nosotros al lado del camino. Toco tu mano y entiendes, me besas derrotado; la culpa es tuya, Samuel, la ruta te pertenece pero la llegada no me la quitas.
Las carreteras, casetas, las gasolineras y los niños que limpian el parabrisas te piden sólo a ti, Samuel. Tú siempre tendrás las monedas, la feria en el cenicero, lo que nos falta. El mapa abierto que te guía, simula tu mano calcada en la mía, un mapa al que miras perdido, al que de repente se le borran las calles, los kilómetros, las ciudades y te deja más extraviado de lo que venías. Mientras, veo la tormenta, las luces inmensas que juegan a ser lámparas de discoteca, el camino desolado y el auto rojo en que vamos; me encanta el cuadro, las dos de la mañana y nosotros al lado del camino. Toco tu mano y entiendes, me besas derrotado; la culpa es tuya, Samuel, la ruta te pertenece pero la llegada no me la quitas.
29.8.05
tormenta
Una voz a cada luz, el viento mueve las hojas para pegarlas en mi ventana: marco del exterior sepia. Pareciera que el agua me hablara, esa que cae a la hoya desde la gotera y la que pega con la banqueta y el parabrisas, y todas las gotas se vuelven dicciones, sonidos, profecías.
Los carros apresurados buscan un refugio para su gente, las sirenas comienzan a oírse, los instrumentos se multiplican. Yo la oigo a ella, oigo al agua que se mueve y me canta, que podría decir tanto y yo no entiendo pero escucho, como quien escucha un idioma que está a punto de olvidar.
Los carros apresurados buscan un refugio para su gente, las sirenas comienzan a oírse, los instrumentos se multiplican. Yo la oigo a ella, oigo al agua que se mueve y me canta, que podría decir tanto y yo no entiendo pero escucho, como quien escucha un idioma que está a punto de olvidar.
26.8.05
un mal día
Cuando no ha ido bien el día y pareces esforzarte para empeorarlo, veo el tenedor en la mesa y recuerdo a Jennifer Connelly en Requiem, quiero hacer con él lo mismo que ella. Limpio la mesa de centro, me pone triste que no haya polvo.
Los movimientos que persisten mientras duermes, tus pies resguárdandose del frío entre los míos, me hacen sentir más sola que acompañada, como la arena del fondo en que se clavan las anclas. Entonces le doy la razón a Fito: dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado.
Ya no eres el mar y los saludos, y todos los barcos; en un día como éste dejas de serlo, Samuel, porque yo me convierto en un malecón sin pasos, sin niños alimentando focas, con nada más que peces muertos y madera mojada.
Los movimientos que persisten mientras duermes, tus pies resguárdandose del frío entre los míos, me hacen sentir más sola que acompañada, como la arena del fondo en que se clavan las anclas. Entonces le doy la razón a Fito: dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado.
Ya no eres el mar y los saludos, y todos los barcos; en un día como éste dejas de serlo, Samuel, porque yo me convierto en un malecón sin pasos, sin niños alimentando focas, con nada más que peces muertos y madera mojada.
25.8.05
tomar distancia
Puedes llamarme, de todas maneras ya estoy más cerca.
¿Más cerca de qué, comandante? Si cuando te pienso me acuerdo que intentaste enseñarme cosas importantes, el dinero, por ejemplo, uno vale madre sin dinero, me dijiste mientras abotonabas el Brioni, yo pequeña te observaba: un traje a la medida, un olor a caballero y zapatos de piel. Entonces mi brazo se estiró vertical y rozó tu espalda, desde ese momento comencé a tomar distancia.
¿Más cerca de qué, comandante? Si cuando te pienso me acuerdo que intentaste enseñarme cosas importantes, el dinero, por ejemplo, uno vale madre sin dinero, me dijiste mientras abotonabas el Brioni, yo pequeña te observaba: un traje a la medida, un olor a caballero y zapatos de piel. Entonces mi brazo se estiró vertical y rozó tu espalda, desde ese momento comencé a tomar distancia.
cuánto falta
Sería terrible saber en dónde acabas (a esto pediría un jamás), cuánto me queda en ésta ciudad, ver lejos las canas. No quiero saber cuándo, quiero aguantar, decirme calma, Paloma, se irá rápido. Y no importa si pasan años y repito lo mismo: a cada segundo estaré alejada.
calma, Paloma, se irá rápido.
tranquila, no falta tanto.
paciencia, Paloma, ya casi.
esto no puede ser para siempre.
calma, Paloma, se irá rápido.
tranquila, no falta tanto.
paciencia, Paloma, ya casi.
esto no puede ser para siempre.
flor de fuego.
A las mismas dos de la tarde en que me siento a esperar, un colibrí vuela sobre la flor que mamá insiste en llamar de fuego. Y yo la veo como la flor y el fuego que es ella, sutil, roja y abrasadora.
24.8.05
23.8.05
mesa para dos.
El mesero se rehusa a entender que no espero a nadie, que escogí el lugar porque me gustan las esquinas. Se lo digo no sé cuántas veces: Vengo sola. No, no espero a nadie. Éste martes es la mesa para dos con una silla vacía.
21.8.05
20.8.05
no a mí
Cruzando bajo la falda mis piernas, entre las voces de los amigos y la música y los cigarros; en mis ojos que parpadeaban por inersia y mis monosílabos como perenne respuesta, lo que faltaba, la que permanecía extraviada era yo. Me había ido a pensar qué estabas haciendo, si en éste momento, en otras circunstancias, estaríamos haciendo algo juntos. Entonces me doy cuenta, Samuel: te llevaste a dos (quizá tres), me llevaste en el bolsillo de tu abrigo ese día. El día en que no supe bien la manera y te fuiste porque querías a alguien que te encontrara. No a mí, no a una mujer que prefiere esconder las cosas para no acostumbrarse a ellas.
for a minute
...the sky pours into the hole like plasma.
There is no hope, it is given up.
- Sylvia Plath.
There is no hope, it is given up.
- Sylvia Plath.
18.8.05
15.8.05
tú y tus fotos.
Me acuesto y abro un libro (abro en realidad a la mujer que está dentro, a la hija perdida en una ciudad que es el centro, abro en realidad el misterio indescifrable que es un buen libro). Entonces vienes con un álbum bajo el brazo y la sonrisa tibia; te sientas al borde, a un lado mío.
A cada foto un recuerdo: dijiste que esa de pequeña, con el vestido largo, la tomaron justo después de que terminaste de comer una sandía (no te creí que fuera una entera), que traías puesta la blusa que te cosió la abuela y siempre olía a manzana, cosa curiosa: esta sí te la creo.
Tú y tus fotos me dan miedo. De verdad. No sé por qué te ríes cuando te lo digo, no sé por qué nunca preguntas la razón, pero es esta: te pareces tanto a mí, al estar de pie te recargas siempre al lado izquierdo e inclinas la cabeza hacia el derecho, pronuncio igual que tú, a veces hasta nuestras palabras se sincronizan... que me siento una copia al carbón, una repetición absurda, y soy peor que una copia porque no me basta saberme tal; lo que más me asusta es pensar que soy tu continuación y para leerme a mí tendremos que dejar de verte a ti, voltear la página. Y yo no quiero leerme. Yo no quiero dejar de verte.
A cada foto un recuerdo: dijiste que esa de pequeña, con el vestido largo, la tomaron justo después de que terminaste de comer una sandía (no te creí que fuera una entera), que traías puesta la blusa que te cosió la abuela y siempre olía a manzana, cosa curiosa: esta sí te la creo.
Tú y tus fotos me dan miedo. De verdad. No sé por qué te ríes cuando te lo digo, no sé por qué nunca preguntas la razón, pero es esta: te pareces tanto a mí, al estar de pie te recargas siempre al lado izquierdo e inclinas la cabeza hacia el derecho, pronuncio igual que tú, a veces hasta nuestras palabras se sincronizan... que me siento una copia al carbón, una repetición absurda, y soy peor que una copia porque no me basta saberme tal; lo que más me asusta es pensar que soy tu continuación y para leerme a mí tendremos que dejar de verte a ti, voltear la página. Y yo no quiero leerme. Yo no quiero dejar de verte.
11.8.05
love and accidents.
There was love I meant
there were accidents
so tell me which is which.
-Bright eyes.
there were accidents
so tell me which is which.
-Bright eyes.
¿Cierras la puerta?, me pides. Miro la duela que era polvo, el tragaluz que siempre quisimos, la pared marfil (cómo discutimos porque tú la querías beige y yo marfil), la sala que recibe igual que nuestros brazos a los amigos; la cocina que después de esfuerzos, quemadas, impaciencia y mucha resignación, al fin utilizo.
El pasillo guía, sobre él una que otra caída, algunos besos, muchos diálogos cortos y olvidos. Al fondo vislumbro la puerta de nuestra habitación, lo que ha pasado ahí: los pleitos, las noches sin sueño (unas exquisitas, otras insoportables), la ventana que encuadra perfecto tu rostro por las mañanas; el cansancio de tu lámpara por la madrugada mientras lees a Baudeliare y yo pregunto si podrías hacerlo en voz alta para acompañarte, las cortinas que solapan nuestros secretos... En un instante todo. Cierro los ojos y la puerta: tantas historias, tanto tiempo, éste deshacernos y ensamblarnos el uno al otro. Éste lío en que nos metimos, Samuel, éste accidente que somos tú y yo, y que de pronto se me vuelve irresistible.
9.8.05
7.8.05
las manchas
La lluvia no nos hizo postergar las fotografías que se habían planeado para hoy. Así que ahí estuvimos: ella tras el lente y yo expuesta.
A ver, Paloma, baja el mentón, mira a la cámara... no, no, mejor así como estabas, viendo lo que sea que estabas viendo, no te muevas. Yo lo que estaba haciendo era mirar la esquina del bulevar por el que varias veces caminamos, imaginando que tal vez de tanto desearlo aparecerías ahí: riéndote de mis dientes manchados de labial rojo, o de la mancha que me salió en el cuello por el calor; o de la gran mancha que te has vuelto y por más que talle y ponga detergente y cloro y moje y vuelva a mojar, y le llame a mamá para preguntarle algún remedio casero, no se deja: no la puedo borrar.
A ver, Paloma, baja el mentón, mira a la cámara... no, no, mejor así como estabas, viendo lo que sea que estabas viendo, no te muevas. Yo lo que estaba haciendo era mirar la esquina del bulevar por el que varias veces caminamos, imaginando que tal vez de tanto desearlo aparecerías ahí: riéndote de mis dientes manchados de labial rojo, o de la mancha que me salió en el cuello por el calor; o de la gran mancha que te has vuelto y por más que talle y ponga detergente y cloro y moje y vuelva a mojar, y le llame a mamá para preguntarle algún remedio casero, no se deja: no la puedo borrar.
6.8.05
a él sí
A través de la ventana el día se pintaba de un azul índigo que jamás había visto. En los pequeños cristales del candelabro se reflejaba ese tono, parecía que tenía gotas de la misma pintura suspendidas en el techo, un agua de mar que no pierde el color al separarse del océano entero, las gotas de rimel azul que caen cuando mi hermana llora, o que el cristal milagrosamente se había convertido en zafiro.
El candelabro simulaba cosas tan bellas esta tarde que me daba miedo voltear a otro lado y que mi falta de atención aniquilara sus parecidos.
Esta vez yo no tuve la culpa, el sol desistió: un disparo de acuarela oscura. El tiempo no voltea a otro lado, está siempre atento; la diferencia es que a él su mirada sí le sirve de algo.
El candelabro simulaba cosas tan bellas esta tarde que me daba miedo voltear a otro lado y que mi falta de atención aniquilara sus parecidos.
Esta vez yo no tuve la culpa, el sol desistió: un disparo de acuarela oscura. El tiempo no voltea a otro lado, está siempre atento; la diferencia es que a él su mirada sí le sirve de algo.
esta noche quiero...
--entre tantas otras cosas--, que la luna se congele así: simulando el borde de tu oreja.
5.8.05
reflejos
Al principio me pareció que estabas más loco de lo que creí: viéndote pegar pedazos de varios espejos, lugares diminutos de reflejos: un cuadrado hecho de retazos, centrado en la puerta (la parte que queda dentro).
Sí, Samuel, generalmente me alarmas, pero no creo que eso sea tan malo.
Cuando acabaste de pegar los fragmentos a esa parte de la puerta, notaste que estaba extrañada (soy mala disimulando, no importa cuantas veces lo intente), es para quebrar el momento que estemos viviendo: para acordarnos de la pieza que rompimos dos que de antemano estamos rotos, me dijiste.
Sí, Samuel, generalmente me alarmas, pero no creo que eso sea tan malo.
Cuando acabaste de pegar los fragmentos a esa parte de la puerta, notaste que estaba extrañada (soy mala disimulando, no importa cuantas veces lo intente), es para quebrar el momento que estemos viviendo: para acordarnos de la pieza que rompimos dos que de antemano estamos rotos, me dijiste.
2.8.05
After doing all these shows, I've become burnt out with trying to have some kind of personal presence in the work. Because I'm not my art. It's not the form and it's not the shape, not the way these things function that's being put into question. What is being put into question is me. I made "Untitled" (Placebo) because I needed to make it. There was no other consideration involved except that I wanted to make art work that could disappear, that never existed, and it was a metaphor for when Ross was dying. So it was a metaphor that I would abandon this work before this work abandoned me. I'm going to destroy it before it destroys me. That was my little amount of power when it came to this work. I didn't want it to last, because then it couldn't hurt me. From the very beginning it was not even there - I made something that doesn't exist. I control the pain. That's really what it is. That's one of the parts of this work. Of course, it has to do with all the bullshit of seduction and the art of authenticity. I know that stuff, but on the other side, it has a personal level that is very real. It's not about being a con artist. It's also about excess, about the excess of pleasure It's like a child who wants a landscape of candies. First and foremost it's about Ross. Then I wanted to please myself and then everybody.
- Felix Gonzalez-Torres.
31.7.05
Desperté a medio día
te busqué en cada rincón de la casa:
pensé que jugabas a las escondidas.
Debí saber desde antes que ya no iba a encontrarte
soy tan torpe y distraída: todo se me pierde.
Confesaría que la historia que te conté nadie la sabe
que hoy la lluvia no me mojó igual que cuando a los dos nos faltó paraguas
que he tropezado más de lo usual y las cosas se me caen aún con más facilidad
que me dueles de lejos, de cerca, por todas partes.
Pero, ¿para qué?, si de antemano has de saberlo: es tan obvio.
te busqué en cada rincón de la casa:
pensé que jugabas a las escondidas.
Debí saber desde antes que ya no iba a encontrarte
soy tan torpe y distraída: todo se me pierde.
Confesaría que la historia que te conté nadie la sabe
que hoy la lluvia no me mojó igual que cuando a los dos nos faltó paraguas
que he tropezado más de lo usual y las cosas se me caen aún con más facilidad
que me dueles de lejos, de cerca, por todas partes.
Pero, ¿para qué?, si de antemano has de saberlo: es tan obvio.
29.7.05
27.7.05
fragmento.
- ¿Esto?, ¿esto es lo que quieres? --me dijo mientras aventaba los libros del estante, arrrancando sus notas de los clavos: las tenía ahí, como si fueran un cuadro de Pollock que yo nunca alcanzaría a comprender.
Yo estaba paralizada, no hacía más que ver; mis piernas no tuvieron fuerzas ni siquiera para temblar. Pasó a mi lado, había dejado su libreta sobre la mesa que estaba trás de mí, la puso entre sus manos y comenzó a deshojarla. En sus dedos pude verlo todo: los días de fiebre, las llamas que en lugar de casa nos devolvieron cenizas, los golpes de su hermano, el desprecio de las editoriales, mi amorío con Rubén, su secuestro; de sus manos salían los rayos de cada desgracia que llegó a él: las que vi, que sé y las que ignoro.
- ¿Con que más vida y menos palabras, he? ¿Así te gusta más, o también quieres que me vuelva mudo?
Empezó con sus libros, después los míos, los discos, las hojas, borradores, aventó plumas, bocinas, las sábanas... Creo que fue la única vez que di gracias porque no hubiera casi muebles ni una televisión en el departamento.
- ¿Que no vas a hacer nada, no vas a decir nada?
Seguí viéndolo, después de siete años mis ojos no se cansan de hacerlo. Hoy no, Samuel, hoy no voy a decir nada.
Yo estaba paralizada, no hacía más que ver; mis piernas no tuvieron fuerzas ni siquiera para temblar. Pasó a mi lado, había dejado su libreta sobre la mesa que estaba trás de mí, la puso entre sus manos y comenzó a deshojarla. En sus dedos pude verlo todo: los días de fiebre, las llamas que en lugar de casa nos devolvieron cenizas, los golpes de su hermano, el desprecio de las editoriales, mi amorío con Rubén, su secuestro; de sus manos salían los rayos de cada desgracia que llegó a él: las que vi, que sé y las que ignoro.
- ¿Con que más vida y menos palabras, he? ¿Así te gusta más, o también quieres que me vuelva mudo?
Empezó con sus libros, después los míos, los discos, las hojas, borradores, aventó plumas, bocinas, las sábanas... Creo que fue la única vez que di gracias porque no hubiera casi muebles ni una televisión en el departamento.
- ¿Que no vas a hacer nada, no vas a decir nada?
Seguí viéndolo, después de siete años mis ojos no se cansan de hacerlo. Hoy no, Samuel, hoy no voy a decir nada.
25.7.05
Silvio, la dentista, yo y un poco tú.
Tenía cita a las dos con la dentista. Siempre tengo cita con la dentista, siempre mis dientes tienen algo y está de más decir que probablemente sean irreparables. No había gente esperando así que pasé al sillón, me recosté.
El problema ya había sido identificado: tenían que sacarme la muela del juicio (hubieran sacado no nadamás la muela sino también el juicio, pero en fin, "unas cosas por otras").
Boca abierta, algodón sabor a fresa, jeringa inmensa. A veces adoro la anestesia, en verdad.
En cuanto vi la jeringa cerré los ojos: no quise saber lo que seguía (sí podía verlo, la doctora usa lentes).
No sé en qué estación estaba la radio pero cómo la aborrecí: empezó Hoy mi deber y una lagrimita corrió a media canción.
- ¿Te duele?
- Poquito.
Sí. Me duele, dolor chiquito: nada que tu después no pueda remediar.
El problema ya había sido identificado: tenían que sacarme la muela del juicio (hubieran sacado no nadamás la muela sino también el juicio, pero en fin, "unas cosas por otras").
Boca abierta, algodón sabor a fresa, jeringa inmensa. A veces adoro la anestesia, en verdad.
En cuanto vi la jeringa cerré los ojos: no quise saber lo que seguía (sí podía verlo, la doctora usa lentes).
No sé en qué estación estaba la radio pero cómo la aborrecí: empezó Hoy mi deber y una lagrimita corrió a media canción.
- ¿Te duele?
- Poquito.
Sí. Me duele, dolor chiquito: nada que tu después no pueda remediar.
24.7.05
21.7.05
Dime.
Sé lo que viene: la marea sube, el viento nos rompe, las palabras se acaban. Podría hacer un listado, desglosar la catástrofe, pero me limitaré a delinearla.
Un pronóstico de tormenta eléctrica por días: niños muertos por los rayos, árboles deshojándose, polvo en la mirada, disparos a quemarropa, gritos, fiebre, espanto; gatos maullando, pidiendo que los lleven a casa --la que sea, que desde entonces será la suya.
Dime, qué hago si al maullar ninguna mano me alcanza.
Un pronóstico de tormenta eléctrica por días: niños muertos por los rayos, árboles deshojándose, polvo en la mirada, disparos a quemarropa, gritos, fiebre, espanto; gatos maullando, pidiendo que los lleven a casa --la que sea, que desde entonces será la suya.
Dime, qué hago si al maullar ninguna mano me alcanza.
19.7.05
17.7.05
Se me fue el sueño
A lo mejor se lo robaron los que no he visto pero sé, el preguntarme junto a Serrat quién va a comprar las flores para mi funeral, el tratar de encontrar el verso que embone y suene bien para ese final que tanto me ha pedido. Tal vez resulte ser el eco del dolor de espalda, puede también que el levantarme y haberte olido en mi blusa haya causado todo esto, cualquier cosa cabe, cualquiera.
Lo que me gusta pensar es que el sueño de hoy se fue volando (que dejó atrás la calle con lámparas como gajos de naranja por la que me lleva siempre, el diálogo tumultuoso, los filtros y peces), para llegar y acurrucarse en tu almohada: a contarte un poco -lo tanto que no sé- de mí.
Lo que me gusta pensar es que el sueño de hoy se fue volando (que dejó atrás la calle con lámparas como gajos de naranja por la que me lleva siempre, el diálogo tumultuoso, los filtros y peces), para llegar y acurrucarse en tu almohada: a contarte un poco -lo tanto que no sé- de mí.
15.7.05
¿Qué te pasó?
Y en la pregunta dices (o de la pregunta entiendo):
A dónde se fueron las veces que soñaste a la abuela pintada la boca de rojo; qué hiciste con la pulsera de juegos, las cosquillas de las primas. Por qué te asusta tener alas, acercarte al balcón y dejaste de creerle a Piero que dios te puso una estampilla. A qué hora te quitaron la escalera, y te aventaste, abriéndote a ratos para aprender. Cómo zurciste boca y ojos y nos diste a entender que te quedabas en esa, tu esquina, el escondite.
La respuesta es simple: me pasaste tú, comandante. Eres todo lo que me ha pasado.
A dónde se fueron las veces que soñaste a la abuela pintada la boca de rojo; qué hiciste con la pulsera de juegos, las cosquillas de las primas. Por qué te asusta tener alas, acercarte al balcón y dejaste de creerle a Piero que dios te puso una estampilla. A qué hora te quitaron la escalera, y te aventaste, abriéndote a ratos para aprender. Cómo zurciste boca y ojos y nos diste a entender que te quedabas en esa, tu esquina, el escondite.
La respuesta es simple: me pasaste tú, comandante. Eres todo lo que me ha pasado.
11.7.05
decirte
sería tan fácil si estuvieras allá, si te quedaras en el lugar del que volviste.
Ahora eres más como cocinar, hacer problemas de matemáticas, tener una pelea sin lágrimas: eres lo que todos pueden menos yo, lo que mi torpeza no me deja, lo que sin lentes no alcanzo.
Ahora eres más como cocinar, hacer problemas de matemáticas, tener una pelea sin lágrimas: eres lo que todos pueden menos yo, lo que mi torpeza no me deja, lo que sin lentes no alcanzo.
5.7.05
ve
Se queda callado, me mira; mientras, deseo que permanezca así siempre: sus ojos en los míos, parpadeos sincronizados, y en un momento sentir que traspasa mis pupilas, que ha ido a dar dentro, muy dentro, a un lugar que no recuerdo, sin haberse movido. Quizá un pozo, el océano... o nada; sólo está ahí, viéndose en mí y yo en él, regodeándonos del usado pero siempre encantador silencio. Nos vemos, algún día.
Mírame horas, días. Conviérteme en una fotografía desgastada por tus rayos y dobleces.
Mírame horas, días. Conviérteme en una fotografía desgastada por tus rayos y dobleces.
2.7.05
La palma de la mano ya no condena, apenas se recuerda el dolor de espalda, las uñas se clavan: resistencia. Palabras certeras. Aquí, siempre, aquí. Stay.
Allá los muertos nos ven a pesar de escondites: saben nuestros nombres, son amigos del abuelo y los tíos y las primas. Alguien les dio las llaves de casa y nos llevan de a poco en las madrugadas. Los abanicos hacen y deshacen el tiempo: un soplo, un corte.
Creí que el norte seguía siéndolo pero el mundo se ha puesto de cabeza: una excusa para verlo distinto.
Allá los muertos nos ven a pesar de escondites: saben nuestros nombres, son amigos del abuelo y los tíos y las primas. Alguien les dio las llaves de casa y nos llevan de a poco en las madrugadas. Los abanicos hacen y deshacen el tiempo: un soplo, un corte.
Creí que el norte seguía siéndolo pero el mundo se ha puesto de cabeza: una excusa para verlo distinto.
27.6.05
herencia.
Esfuma el antojo de cigarros cuando cumpla veinte. Cuelga en otro clóset el Valentino que piensas heredarme para la gala. Deja de copiar mi postura. Grita cuando llegue la parte de "si alguien se opone": ahórrame los años de preparación para un divorcio. Dile a la abuela que se aparezca en la escalera. Canta algo que no sea el bolero en que pienso. Dime que no me parezco a ti, que nuestros gestos no son los mismos; desaparece tus fotografías. Pide que calle cuando mi boca diga igual frase que la tuya. No veas con esos ojos cansados, no empañes la vista cada que diga su nombre. Lacia tu cabello, deja de craquelar paredes. Borra el lunar de tu espalda, haz como que permites a mi historia deslindarse de la tuya.
De paso rompe el espejo: tendremos a quién echarle la culpa.
De paso rompe el espejo: tendremos a quién echarle la culpa.
26.6.05
es bonita.
Ella en verdad es bonita. Pasa horas en el gimnasio, lacia su cabello, se pone el vestido strapless y se maquilla para darse cuenta: se esconde un poco para notarlo.
Yo la prefiero recién bañada, buscando sus lentes por toda la casa, hablando de su muñeca con la pequeña. La prefiero en mezclilla con un agujero en el muslo, su camiseta vieja y la risa siempre contagiosa; quejándose de esto y aquello (nunca tanto como yo): de ser sangronas le hechamos la culpa al Art now, a las maestras de kinder que nos enseñaron a leer antes de tiempo, al Solís, a las curitas que no sirvieron.
Me gusta cuando dice que le da miedo caminar por la noche, cuando me cuenta sus sueños. Luce bella al darme un beso en la mejilla y sonreímos: adivinamos que antes de vernos ya nos habíamos conocido.
Yo la prefiero recién bañada, buscando sus lentes por toda la casa, hablando de su muñeca con la pequeña. La prefiero en mezclilla con un agujero en el muslo, su camiseta vieja y la risa siempre contagiosa; quejándose de esto y aquello (nunca tanto como yo): de ser sangronas le hechamos la culpa al Art now, a las maestras de kinder que nos enseñaron a leer antes de tiempo, al Solís, a las curitas que no sirvieron.
Me gusta cuando dice que le da miedo caminar por la noche, cuando me cuenta sus sueños. Luce bella al darme un beso en la mejilla y sonreímos: adivinamos que antes de vernos ya nos habíamos conocido.
24.6.05
en casa ese día.
Quiero que el mantel de la mesa esconda lo que hemos dejado a medias y los pies no choquen con lo que cayó al suelo
(partes de nosotros, piel escarapelada;
lo que nunca vimos del otro lado y cortamos con tijeras precisas, aún sin darnos cuenta)
Sabré poner la mesa elegantemente, con cubierto y vaso para cada platillo: lo único en que mamá no ha desistido al enseñarme.
Serviré vino en dos copas, no habrá música; me pondré el vestido guinda que me diste en mi cumpleaños. En mi mente mis dedos pasando por tus pestañas.
Despertaré en el sillón de la sala, acostada, con la puerta abierta. Esperándote. El día después de que te vayas.
(partes de nosotros, piel escarapelada;
lo que nunca vimos del otro lado y cortamos con tijeras precisas, aún sin darnos cuenta)
Sabré poner la mesa elegantemente, con cubierto y vaso para cada platillo: lo único en que mamá no ha desistido al enseñarme.
Serviré vino en dos copas, no habrá música; me pondré el vestido guinda que me diste en mi cumpleaños. En mi mente mis dedos pasando por tus pestañas.
Despertaré en el sillón de la sala, acostada, con la puerta abierta. Esperándote. El día después de que te vayas.
21.6.05
labios que también son cartas.
Firmas, sobres: nuestros labios bajo el mismo buzón al que llegaban tus palabras.
19.6.05
asíntotas
Tú mujer y yo hombre, no hacemos otra cosa que mirarnos. Que es también escucharnos. Que es, sobre todo, acercarnos.
Esto es, bien diría Macario, un hallazgo asintótico: estás tan cerca, la escasa distancia hace que mi piel casi sienta un roce; seguimos creyendo. Pero esa visión, ese presagio es infinito e imposible. Nunca llegarás a mí.
Esto es, bien diría Macario, un hallazgo asintótico: estás tan cerca, la escasa distancia hace que mi piel casi sienta un roce; seguimos creyendo. Pero esa visión, ese presagio es infinito e imposible. Nunca llegarás a mí.
14.6.05
escuchar con todo el cuerpo.
Estoy escuchando música con todo el cuerpo. No hay nadie en casa así que puedo vestirme como siempre que no hay nadie en casa (o más bien, casi desvestirme).
Están los Blood Brothers y la línea que repito no sé cuántas veces and the sun hit her body like an ugly landscape. En otra ocasión pensaría en los rayos que nos golpean, en el cuerpo de esa Ella que también soy yo y en el saber que is dangerous to be so intimate y acordarme e inventar detalles, cambiarle la cara, los diálogos, la voz... pero no, ahora la escucho con mis brazos, con mi boca y mi cadera. No puedo pensar. No quiero pensar. La canción termina en la punta de la montaña rusa que es en sí misma.
I'm so happy 'cause today i've found my friends; sí, la mayoría están en mi cabeza, y sí, soy tan fea pero está bien... y el grito de Kurt y la calma al siguiente segundo. Brinco y mi cabello se viene a los ojos, se mueve de arriba a abajo, a los lados; cierro los ojos sin darme cuenta, grito tan fuerte que no me oigo.
Hey! there must be a devil between us, y en mi espalda una serpiente moviéndose, estirándose y contrayéndose, en ella confirmo que en verdad we are chained como ésta música a mi cuerpo y tus discos a mis libros. Lo confirmo después. Ahora no, ahora no hago sino sentirlo en cada vibración de cuerdas, en el golpe que dan las baquetas.
Aun este repertorio no estaría completo sin Just a girl, porque con mi estupidez aparece el listón de repente y éstas ganas de quitarlo, de no tener el corazón a la par que los ojos cubiertos, amordazado. Y en la voz de Gwen propicia, con ese toque de reproche juguetón y a la vez intenso. Mis dedos moviéndose sobre el abdomen, bajando, para volver luego a abrir las manos y ponerlas sobre los labios, con los ojos bien abiertos, como no dudo que deberían permanecer.
Pasa Ely diciéndome que son las diez de la mañana y yo muevo los hombros para sacudirme la pereza que a uno le llega a esas horas; luego Kinky(azares del destino) preguntando qué canción prefiero; y al rato mis piernas y los círculos con la cintura le dicen a Moving units que por supuesto: estoy disponible.
Las curvas que dibujan en el aire mis brazos pidiendo que The killers me maten ahora, que acaben con lo que está bajo el arma. Los Scissor sisters cortando mi respiración. Dead disco en ese momento no fue cierta, en ese momento la voz de ella cerrándose en un "lala lala la..." hizo que todo volviera a estar vivo, que todo naciera de nuevo, deshecho.
Tocan el timbre: apago las bocinas, me pongo el pantalón y recojo mi cabello. Definitivamente, debería bailar más seguido.
Están los Blood Brothers y la línea que repito no sé cuántas veces and the sun hit her body like an ugly landscape. En otra ocasión pensaría en los rayos que nos golpean, en el cuerpo de esa Ella que también soy yo y en el saber que is dangerous to be so intimate y acordarme e inventar detalles, cambiarle la cara, los diálogos, la voz... pero no, ahora la escucho con mis brazos, con mi boca y mi cadera. No puedo pensar. No quiero pensar. La canción termina en la punta de la montaña rusa que es en sí misma.
I'm so happy 'cause today i've found my friends; sí, la mayoría están en mi cabeza, y sí, soy tan fea pero está bien... y el grito de Kurt y la calma al siguiente segundo. Brinco y mi cabello se viene a los ojos, se mueve de arriba a abajo, a los lados; cierro los ojos sin darme cuenta, grito tan fuerte que no me oigo.
Hey! there must be a devil between us, y en mi espalda una serpiente moviéndose, estirándose y contrayéndose, en ella confirmo que en verdad we are chained como ésta música a mi cuerpo y tus discos a mis libros. Lo confirmo después. Ahora no, ahora no hago sino sentirlo en cada vibración de cuerdas, en el golpe que dan las baquetas.
Aun este repertorio no estaría completo sin Just a girl, porque con mi estupidez aparece el listón de repente y éstas ganas de quitarlo, de no tener el corazón a la par que los ojos cubiertos, amordazado. Y en la voz de Gwen propicia, con ese toque de reproche juguetón y a la vez intenso. Mis dedos moviéndose sobre el abdomen, bajando, para volver luego a abrir las manos y ponerlas sobre los labios, con los ojos bien abiertos, como no dudo que deberían permanecer.
Pasa Ely diciéndome que son las diez de la mañana y yo muevo los hombros para sacudirme la pereza que a uno le llega a esas horas; luego Kinky(azares del destino) preguntando qué canción prefiero; y al rato mis piernas y los círculos con la cintura le dicen a Moving units que por supuesto: estoy disponible.
Las curvas que dibujan en el aire mis brazos pidiendo que The killers me maten ahora, que acaben con lo que está bajo el arma. Los Scissor sisters cortando mi respiración. Dead disco en ese momento no fue cierta, en ese momento la voz de ella cerrándose en un "lala lala la..." hizo que todo volviera a estar vivo, que todo naciera de nuevo, deshecho.
Tocan el timbre: apago las bocinas, me pongo el pantalón y recojo mi cabello. Definitivamente, debería bailar más seguido.
10.6.05
saber
- Oye, abue, ¿es cierto que todos sabemos a algo?
- Sí.
- ¿A qué sabía la abuela?
- A piña. Y dejaba la misma sensación que esa fruta en el paladar.
- Pero ¿cómo que a piña, abue?, ¿cómo puede alguien saber a fruta?
- No sé, mijo, a lo mejor era por el labial que se ponía... aunque en ese entonces no tenían sabor, como dice tu hermana que tienen los suyos. La verdad todavía no me lo explico, ni siquiera le gustaba a ella la piña. Debí preguntarle... no, mejor no, qué bueno que no lo hice, hubiera perdido el encanto.
- ¿Y todas las mujeres saben así?
- Tampoco sé eso. A lo mejor basta con decirte que de las que yo probé ella era la única que tenía ese sabor.
- Mmh... no me convences.
- Eso no importa, después lo entenderás. Bueno, no lo entenderás, lo sabrás, te sabrá y nada más.
- Sí.
- ¿A qué sabía la abuela?
- A piña. Y dejaba la misma sensación que esa fruta en el paladar.
- Pero ¿cómo que a piña, abue?, ¿cómo puede alguien saber a fruta?
- No sé, mijo, a lo mejor era por el labial que se ponía... aunque en ese entonces no tenían sabor, como dice tu hermana que tienen los suyos. La verdad todavía no me lo explico, ni siquiera le gustaba a ella la piña. Debí preguntarle... no, mejor no, qué bueno que no lo hice, hubiera perdido el encanto.
(...)
- ¿Y todas las mujeres saben así?
- Tampoco sé eso. A lo mejor basta con decirte que de las que yo probé ella era la única que tenía ese sabor.
- Mmh... no me convences.
- Eso no importa, después lo entenderás. Bueno, no lo entenderás, lo sabrás, te sabrá y nada más.
9.6.05
recordar (y caer)
Todos se acuerdan, nos acordamos; quizá, efectivamente, sea inevitable hacerlo -y serlo.
El barandal no tiene utilidad, de igual manera caeré. Antes o después, o ahora: sucederá.
Sola, juntos, casi separados; eso es lo de menos, aquí dentro sé que pasará.
Aquí donde tus palabras atan mis brazos, acomodándolos alrededor de donde debiera estar tu torso. El lugar donde el silencio además de seducir reduce, nos hace vernos pequeños ante el otro: como somos, como hemos sido siempre, a veces sin (querer) darnos cuenta.
Una línea aún indefinida de tu voz llegará a mi oído y sonreiré. Y caeré.
El barandal no tiene utilidad, de igual manera caeré. Antes o después, o ahora: sucederá.
Sola, juntos, casi separados; eso es lo de menos, aquí dentro sé que pasará.
Aquí donde tus palabras atan mis brazos, acomodándolos alrededor de donde debiera estar tu torso. El lugar donde el silencio además de seducir reduce, nos hace vernos pequeños ante el otro: como somos, como hemos sido siempre, a veces sin (querer) darnos cuenta.
Una línea aún indefinida de tu voz llegará a mi oído y sonreiré. Y caeré.
5.6.05
4.6.05
wine
Maya: I- I like to think about the life of wine. How it's a living thing. I like to think about what was going on the year the grapes were growing; how the sun was shining; if it rained. I like to think about all the people who tended and picked the grapes. And if it's an old wine, how many of them must be dead by now. I like how wine continues to evolve, like if I opened a bottle of wine today it would taste different than if I'd opened it on any other day, because a bottle of wine is actually alive. And it's constantly evolving and gaining complexity. That is, until it peaks, like your '61. And then it begins its steady, inevitable decline. And it tastes so fucking good.*
*Sideways, based on Rex Pickett's novel, screenplay by Alexander Payne.
*Sideways, based on Rex Pickett's novel, screenplay by Alexander Payne.
31.5.05
30.5.05
el primer dolor de espalda
Ven muñeca, ponte la chamarra y vámonos al juego. Te decía la Fany los sábados por la tarde en que se juntaba la familia para jugar softball. Las mismas palabras, sin importar el transcurso del tiempo. Hasta ahora. Cuando pasó.
Los bucles se deshicieron y tus dientes superiores ya no están separados, no corres con el tío Neto pensando que tendrá todas las respuestas; tu colección de muñecas, con las que nunca jugaste pero te fascinaba observar, yace en alguna otra vitrina, con una niña a la que tampoco le dan miedo las que están hechas de porcelana. El jardín y la fuente se quedaron en donde mismo y han perdido el encanto por la hierba, más que nada.
Empezaron las migrañas. Mamá ha dejado de levantarse los domingos temprano para llevarte a ver el amanecer, ya no le hace caso a los libros y, a veces te preguntas si eso será contagioso, si a raíz de eso se nos haya olvidado cómo leernos.
Muñeca, te extraño mucho, ahora te decía limitada por un auricular. Y estabas feliz, seguías siendo su muñeca a pesar del tiempo, de no verla, a pesar de todo. Pero un lunes no sonó el teléfono, entonces te alcanzó un tirón en la espalda, el primero de tantos, sentiste como si con un anzuelo te hubieran jalado el músculo y te hubieras resistido a que se lo llevaran. Y eso pasó desde ese momento, sabías que era el comienzo no sólo de algo físico sino de un vaivén de añoranzas y resistencias.
Los bucles se deshicieron y tus dientes superiores ya no están separados, no corres con el tío Neto pensando que tendrá todas las respuestas; tu colección de muñecas, con las que nunca jugaste pero te fascinaba observar, yace en alguna otra vitrina, con una niña a la que tampoco le dan miedo las que están hechas de porcelana. El jardín y la fuente se quedaron en donde mismo y han perdido el encanto por la hierba, más que nada.
Empezaron las migrañas. Mamá ha dejado de levantarse los domingos temprano para llevarte a ver el amanecer, ya no le hace caso a los libros y, a veces te preguntas si eso será contagioso, si a raíz de eso se nos haya olvidado cómo leernos.
Muñeca, te extraño mucho, ahora te decía limitada por un auricular. Y estabas feliz, seguías siendo su muñeca a pesar del tiempo, de no verla, a pesar de todo. Pero un lunes no sonó el teléfono, entonces te alcanzó un tirón en la espalda, el primero de tantos, sentiste como si con un anzuelo te hubieran jalado el músculo y te hubieras resistido a que se lo llevaran. Y eso pasó desde ese momento, sabías que era el comienzo no sólo de algo físico sino de un vaivén de añoranzas y resistencias.
25.5.05
escuchar.
Hay que saber escuchar, Paloma, por eso esto se echó a perder, porque yo no sé hacerlo, no tengo la paciencia.
Escúchame.
Siempre.
Escúchame.
Siempre.
23.5.05
qué rico
Me desperté con su olor a Presence y libros de Ted Hughes en la cama. Qué bonito es cuando te dan la bienvenida a la mañana en la propia casa, con un abrazo, un olor que extrañabas y libros que te mueres por leer (y, por supuesto, tener); verle el rostro y pensar que esta vez no habrá batalla. Qué rico empieza éste día.
22.5.05
en una cena.
Conocidos
Un mechón rojo aquí, otro negro allá, el halter blanco dejando indefenso al lunar que marca el centro de la espalda.
- Disculpa, ¿puedes servirme más café?
Sus lentes se vieron pequeños y cuadrados, los dientes más blancos, los párpados más cansados.
- No te acuerdas de mí, ¿verdad?
- Qué pena, pero la verdad no -entonces volteaste a la derecha y luego a la izquierda, buscando una mano que te llamara para pedirte que le llenaras la taza, o cualquier tontería que bastara para alejarte de ahí. Por supuesto que lo recordabas.
- No te preocupes, es comprensible, a veces ni yo me conozco...
Odiaste lo cliché que eso sonaba, aunque te ayudó a confirmar que seguía siendo el mismo.
todo va a estar bien
- Todo va a estar bien, mi niña, ya verás.
Movías la cabeza afirmando; los violines sostenían la nota más alta y tus ojos grandes se volvieron estanques. Te miramos y quisimos bailar ese vals contigo, que subieras tus pies (con todo y tu dedito accidentado) sobre los nuestros, que descansaras tu cuerpo, tu miedo en el nuestro. Quisimos que nos sintieras y supieras, aunque no sea suficiente. Tocarte la espalda, verte a los ojos ahora rojos y abrazarte, para que te quiebres si es lo que deseas (justamente), para que sigas siendo fuerte, para lo que sea; tratar de abarcar el escondite de la pregunta y sedarla al menos un instante, tratar de acariciarte un poquito el corazón. Abrazarte, envolverte, porque las palabras no bastan.
Siempre, lo mismo
Siempre hay alguien que se escapa de la cena, que sale a tomar aire o descansar la mirada después de ver flotando tantas palabras. En una cena, siempre queda una copa vacía y, un cuchillo o un tequiero en el suelo (que, suspendidos a mitad del cuello, les deux sont la même chose)
Un mechón rojo aquí, otro negro allá, el halter blanco dejando indefenso al lunar que marca el centro de la espalda.
- Disculpa, ¿puedes servirme más café?
Sus lentes se vieron pequeños y cuadrados, los dientes más blancos, los párpados más cansados.
- No te acuerdas de mí, ¿verdad?
- Qué pena, pero la verdad no -entonces volteaste a la derecha y luego a la izquierda, buscando una mano que te llamara para pedirte que le llenaras la taza, o cualquier tontería que bastara para alejarte de ahí. Por supuesto que lo recordabas.
- No te preocupes, es comprensible, a veces ni yo me conozco...
Odiaste lo cliché que eso sonaba, aunque te ayudó a confirmar que seguía siendo el mismo.
todo va a estar bien
- Todo va a estar bien, mi niña, ya verás.
Movías la cabeza afirmando; los violines sostenían la nota más alta y tus ojos grandes se volvieron estanques. Te miramos y quisimos bailar ese vals contigo, que subieras tus pies (con todo y tu dedito accidentado) sobre los nuestros, que descansaras tu cuerpo, tu miedo en el nuestro. Quisimos que nos sintieras y supieras, aunque no sea suficiente. Tocarte la espalda, verte a los ojos ahora rojos y abrazarte, para que te quiebres si es lo que deseas (justamente), para que sigas siendo fuerte, para lo que sea; tratar de abarcar el escondite de la pregunta y sedarla al menos un instante, tratar de acariciarte un poquito el corazón. Abrazarte, envolverte, porque las palabras no bastan.
Siempre, lo mismo
Siempre hay alguien que se escapa de la cena, que sale a tomar aire o descansar la mirada después de ver flotando tantas palabras. En una cena, siempre queda una copa vacía y, un cuchillo o un tequiero en el suelo (que, suspendidos a mitad del cuello, les deux sont la même chose)
16.5.05
Paredes
Sin querer y con desaire mi madre hizo de mí uno de sus mejores trabajos: una pared perfectamente craquelada.
14.5.05
12.5.05
10.5.05
Llamadas
El teléfono sonó, contesté:
¿Bueno?; La llave, está mal puesta, güey; ¿Bueno?; Es que, no tiene por qué no entrar, es la única. ¿Bueno?, ¿eres tú?
Eso es lo que pasa siempre: no te das cuenta de que llamaste ni de mis ganas de contestar.
¿Bueno?; La llave, está mal puesta, güey; ¿Bueno?; Es que, no tiene por qué no entrar, es la única. ¿Bueno?, ¿eres tú?
Eso es lo que pasa siempre: no te das cuenta de que llamaste ni de mis ganas de contestar.
9.5.05
secuela
Ya viene otra vez: tener que tomar las pastillas para dormir, morderse las comisuras por dentro, apretar tanto los dientes sin darse cuenta, el dolor de espalda, el ardor en los ojos, el despertar temblando, la jaqueca y los cuestionarios interminables.
Todo de nuevo, por una estupidez.
Todo de nuevo, por una estupidez.
8.5.05
dudoso iconoclasta
¿Tiraré ya los lentes que olvidó sobre el buró?, ¿o será mejor guardarlos, para seguir creyendo en la remota posibilidad de que regrese?
7.5.05
espectadores
Como si pusiéramos un sábado en la repisa más alta, para que nuestro miedo no lo alcance. Pero el necio da brincos, travieso, rozando el borde de vez en vez. Lo observamos lejano, separados (lo tangible) uno del otro y del otro, con las piernas tiritando y el cuello más delgado que nunca. Esperando.
4.5.05
Reír
Trato de ocultarte, sin embargo te niegas a escucharlo, a obedecer mi idea: siempre tienes que dejar como evidencia tu sonrisa en mi boca.
29.4.05
25.4.05
cita
No me verás. Son demasiados pasos y has dejado tus lentes: no vendrás. La silla frente a mí seguirá vacía, no sentirá tu cuerpo exahusto ni esa maravillosa pesadumbre que llevas en los ojos.
Pero yo te veo: la piel erizada por el frío del aire acondicionado, su blanco confundiéndose con el de tu blusa. Casi tiemblas. Te echas encima un suéter y de la bolsa sacas la cajita de tylenol: una pastilla que me recuerda al diseño del nuevo disco de Placebo.
Caminando a dos metros un tipo te sonríe, como es de esperarse lo ignoras y tu vista regresa al chai caliente que ordenaste. Tus piernas cruzadas e inquietas, la derecha encima, el pie hace círculos. Los labios se te ven tan duros, como si hace años no sonrieras ni besaras, como si lo dulce de tu labial de fresa no estuviera.
Sacas una pluma, tomas la servilleta. Esperas los cinco minutos y no se tocan. Pagas la cuenta, te vas triste e indignada. Me siento igual que tú: otro martes y no me has visto.
Pero yo te veo: la piel erizada por el frío del aire acondicionado, su blanco confundiéndose con el de tu blusa. Casi tiemblas. Te echas encima un suéter y de la bolsa sacas la cajita de tylenol: una pastilla que me recuerda al diseño del nuevo disco de Placebo.
Caminando a dos metros un tipo te sonríe, como es de esperarse lo ignoras y tu vista regresa al chai caliente que ordenaste. Tus piernas cruzadas e inquietas, la derecha encima, el pie hace círculos. Los labios se te ven tan duros, como si hace años no sonrieras ni besaras, como si lo dulce de tu labial de fresa no estuviera.
Sacas una pluma, tomas la servilleta. Esperas los cinco minutos y no se tocan. Pagas la cuenta, te vas triste e indignada. Me siento igual que tú: otro martes y no me has visto.
23.4.05
22.4.05
lo que se piensa en una mañana enferma
Tiempo: dulce sacrilegio.
Nos miramos, cada quien en su galería, dentro de una caja de cristal. Sonriendo.
Ahora todos escribimos porque nadie escucha, dicen que no hay horas.
¿Qué haré cuando se desvanezca tu sombra?
¿Qué harás cuando te me olvides?
La migraña volvió el día en que te fuiste. El café nunca supo tan amargo. Mi sueño se volvió un callejón apretado.
Estamos yo y esto: esto que desconozco pero invade. Una plaga absurda que tensa los músculos y baja mis defensas. El entorpecimiento de siempre incrementa, ya no sé si son pareja o uno solo. Había estado dormido y quiero creer que tú no lo despertaste. Quiero seguir pensando que aun no llegas.
Nos miramos, cada quien en su galería, dentro de una caja de cristal. Sonriendo.
Ahora todos escribimos porque nadie escucha, dicen que no hay horas.
¿Qué haré cuando se desvanezca tu sombra?
¿Qué harás cuando te me olvides?
La migraña volvió el día en que te fuiste. El café nunca supo tan amargo. Mi sueño se volvió un callejón apretado.
Estamos yo y esto: esto que desconozco pero invade. Una plaga absurda que tensa los músculos y baja mis defensas. El entorpecimiento de siempre incrementa, ya no sé si son pareja o uno solo. Había estado dormido y quiero creer que tú no lo despertaste. Quiero seguir pensando que aun no llegas.
20.4.05
rojo
Todos estos días se han sentido como jueves: con desgane, una antesala, un cansancio notable que no podemos permitir nos posea.
Los párpados se cierran con una facilidad que da miedo, la destreza para hacer lo que se sabe va opacándose discreta, lentamente.
Porque los jueves uno se fija más, se ve: se odia más. Las costras se quitan con los dedos secos y uno ve que ya no hay más rojo, recuerda que el corazón no volverá a ponerse del mismo tono.
Y extraña.
Los párpados se cierran con una facilidad que da miedo, la destreza para hacer lo que se sabe va opacándose discreta, lentamente.
Porque los jueves uno se fija más, se ve: se odia más. Las costras se quitan con los dedos secos y uno ve que ya no hay más rojo, recuerda que el corazón no volverá a ponerse del mismo tono.
Y extraña.
17.4.05
a-penas*
Empieza bien
y no hay retorno a aquel furor
se rompe la canción
apenas duele.
-Engaña, Cerati.
Todo es para el aire pero queremos escoger(le), para probar que no debemos estar solos.
y no hay retorno a aquel furor
se rompe la canción
apenas duele.
-Engaña, Cerati.
Todo es para el aire pero queremos escoger(le), para probar que no debemos estar solos.
15.4.05
12.4.05
tejiendo
Estambre entre mis manos, extendiéndose mientras camino. Que no me envuelve como antes hacían los listones: ahora viene conmigo, lo tocan mis dedos, pero no es tan parte de mi cuerpo.
C
a
e
al dar vuelta en la esquina, bajo el árbol, sobre libros. Un rojo traduciéndose esbelto, trazando un camino por el que puede regresemos.
Ya no me veía única en la calle, como siempre que sueño: ayer me perseguía el estambre rojo, aunque tal vez era yo sola, tejiendo un embeleco.
C
a
e
al dar vuelta en la esquina, bajo el árbol, sobre libros. Un rojo traduciéndose esbelto, trazando un camino por el que puede regresemos.
Ya no me veía única en la calle, como siempre que sueño: ayer me perseguía el estambre rojo, aunque tal vez era yo sola, tejiendo un embeleco.
11.4.05
solamente
Como abrir de nuevo los pliegues y cortar de tajo el pulso. Saber que uno es el mismo que se pierde y se encuentra, solamente, en el delirio.
9.4.05
deslindar*
Si pudiera deslindar lo que busca cuando escribe de lo que busca cuando sueña de lo que busca cuando abraza.
- Fragmento de En breve cárcel, Sylvia Molloy.
- Fragmento de En breve cárcel, Sylvia Molloy.
5.4.05
días: batallas
El tiempo y yo tenemos una batalla: todo sucede en el momento equivocado.
Dos pastillas para dormir y un recuerdo del mundo me hace despertar.
Antier pude dormir de corrido y soñé que mamá, con un cuchillo, me abría los brazos y el abdomen por la parte donde terminan las costillas. La sangre invadía el cuerpo, pero yo estaba tranquila, dentro del sueño pude descansar.
Cuando todo es silencio, de repente, suena el segundero: cómo lo odio.
Ayer me acordé de cuánto me gusta cuando dicen se fue la luz.
Y los demonios nunca se acaban.
Dos pastillas para dormir y un recuerdo del mundo me hace despertar.
Antier pude dormir de corrido y soñé que mamá, con un cuchillo, me abría los brazos y el abdomen por la parte donde terminan las costillas. La sangre invadía el cuerpo, pero yo estaba tranquila, dentro del sueño pude descansar.
Cuando todo es silencio, de repente, suena el segundero: cómo lo odio.
Ayer me acordé de cuánto me gusta cuando dicen se fue la luz.
Y los demonios nunca se acaban.
4.4.05
3.4.05
Room 223
Dos de la mañana en Los Angeles, un sábado. Hoteles llenos y un frío que sólo ahí, a esas horas, es concebible. Cincuenta kilómetros más, finalmente hay vacantes en un motel... de paso.
El del lobby me ve raro, a lo mejor porque voy solo, pero después me mira como diciendo Ah, lo va alcanzar en el cuarto. Me avienta las llaves: Room 223, on the second floor; have a great night. Me guiña el ojo e hizo enfasis en el great no sé si por coquetearme o porque imaginó que existía cierta complicidad.
¿Será dos o será tres? El número en la llave no se distingue bien... bueno, ha de ser tres, eso dijo el vato.
Muevo el carro para que esté cerca de la habitación, los párpados comienzan a pesar. Entro, se ve limpio. Me quito los tennis, el pantalón y la camisa. La cama me recibe como si fueran unos brazos que me extrañan y yo, no quiero soltarlos.
Pasillo:
- I'm a piece of shit?! You are a fucking whore, what did you expect? That some bloody saint would pick you up from that corner?
222
Oh, ooooh, oo-oo-ooooh, mmmm. ¡Aaaah!
224
- Saúl, súbele a la tele, la del cuarto de enseguida está teniendo un orgasmo; tú no puedes ni con la mitad de eso y ya me está dando corage escuchar a la vieja.
No puedo dormir con todo esto. A una cuadra está un 7-Eleven, me visto y voy a comprar cigarros. Me fumo la cajetilla sentado en la banqueta.
Ya está amaneciendo, mejor voy a regresar la llave, tengo que llegar temprano a San Francisco. Le entrego la llave al mismo vato, a lo que le sigue nuestro corto diálogo:
- There you go, thanks a lot.
- 222, she gave you a hard time, hu? I heard you guys, first you had a hard time but then... you know what happened next.
- Yeah, i know. (ajá... i wish i knew)
- The ones that do that are the best, where did you pick her up?
- I have to go now, see you.
Me dieron ganas de tocarle al del 222, capaz que descanso después de estar con una así, pero no, ya tengo que irme. Prendo el carro y la radio. Las cortinas se abren y el cielo se ve como un gajo de naranja. Yo conozco esa canción... ¡Claro! I touch myself.
El del lobby me ve raro, a lo mejor porque voy solo, pero después me mira como diciendo Ah, lo va alcanzar en el cuarto. Me avienta las llaves: Room 223, on the second floor; have a great night. Me guiña el ojo e hizo enfasis en el great no sé si por coquetearme o porque imaginó que existía cierta complicidad.
¿Será dos o será tres? El número en la llave no se distingue bien... bueno, ha de ser tres, eso dijo el vato.
Muevo el carro para que esté cerca de la habitación, los párpados comienzan a pesar. Entro, se ve limpio. Me quito los tennis, el pantalón y la camisa. La cama me recibe como si fueran unos brazos que me extrañan y yo, no quiero soltarlos.
Pasillo:
- I'm a piece of shit?! You are a fucking whore, what did you expect? That some bloody saint would pick you up from that corner?
222
Oh, ooooh, oo-oo-ooooh, mmmm. ¡Aaaah!
224
- Saúl, súbele a la tele, la del cuarto de enseguida está teniendo un orgasmo; tú no puedes ni con la mitad de eso y ya me está dando corage escuchar a la vieja.
No puedo dormir con todo esto. A una cuadra está un 7-Eleven, me visto y voy a comprar cigarros. Me fumo la cajetilla sentado en la banqueta.
Ya está amaneciendo, mejor voy a regresar la llave, tengo que llegar temprano a San Francisco. Le entrego la llave al mismo vato, a lo que le sigue nuestro corto diálogo:
- There you go, thanks a lot.
- 222, she gave you a hard time, hu? I heard you guys, first you had a hard time but then... you know what happened next.
- Yeah, i know. (ajá... i wish i knew)
- The ones that do that are the best, where did you pick her up?
- I have to go now, see you.
Me dieron ganas de tocarle al del 222, capaz que descanso después de estar con una así, pero no, ya tengo que irme. Prendo el carro y la radio. Las cortinas se abren y el cielo se ve como un gajo de naranja. Yo conozco esa canción... ¡Claro! I touch myself.
27.3.05
¿Qué hacer?
1. Delinear tu cuerpo al lado derecho de la cama. Así, cuando me levante, sabré que de alguna manera estuviste aquí, aunque no lo recuerde.
2. Jugar con Lunes a las escondidas. Lo pondré a contar hasta cien, no me encontrará y Domingo estará siempre aquí.
3. Leer más a Huidobro. Aparecerás y apareceré, en cualquier momento, en alguna palabra.
4. Hablar con la luz, decirle que te haga olvidar la razón. La buscarás perennemente y, sin darte cuenta, el tiempo se te irá, conmigo.
5. No dejar de cantar con los ojos cerrados. Cuando deje de hacerlo no quedará nada de mí.
6. Que la puerta se quede emparejada. Para que puedas abrirla y regresar, o irte cuando un cristal nos divida.
7. Dejar que te vayas. Pero no que te lleves lo que hay en mí de ti.
2. Jugar con Lunes a las escondidas. Lo pondré a contar hasta cien, no me encontrará y Domingo estará siempre aquí.
3. Leer más a Huidobro. Aparecerás y apareceré, en cualquier momento, en alguna palabra.
4. Hablar con la luz, decirle que te haga olvidar la razón. La buscarás perennemente y, sin darte cuenta, el tiempo se te irá, conmigo.
5. No dejar de cantar con los ojos cerrados. Cuando deje de hacerlo no quedará nada de mí.
6. Que la puerta se quede emparejada. Para que puedas abrirla y regresar, o irte cuando un cristal nos divida.
7. Dejar que te vayas. Pero no que te lleves lo que hay en mí de ti.
23.3.05
Estoy en:
donde se reza por que aparezca un borrador y todos quieren a wi -algunos hasta dormidos en la cuna, le llaman-, donde los años se cuentan por gritos y chistes -para abajo-, donde hay muertos y unos cuantos vivos.
Donde te levantan unos rizos oscuros y una sonrisa diciendo Güenos días, ¿jugamos a las muñecas?
En donde, si no son los rizos oscuros y la sonrisa, a uno lo despierta la luz que se cuela a través de las cortinas. Sobre el piano se encuentran fotografías, vasos, libros, años: secretos que por sí mismos se quieren develar.
En donde la pequeña grita ¡La P. quiere violar al AM! y, la violación causa más gracia que preocupación.
Estoy en donde hay más de lo que uno puede ver.
Donde te levantan unos rizos oscuros y una sonrisa diciendo Güenos días, ¿jugamos a las muñecas?
En donde, si no son los rizos oscuros y la sonrisa, a uno lo despierta la luz que se cuela a través de las cortinas. Sobre el piano se encuentran fotografías, vasos, libros, años: secretos que por sí mismos se quieren develar.
En donde la pequeña grita ¡La P. quiere violar al AM! y, la violación causa más gracia que preocupación.
Estoy en donde hay más de lo que uno puede ver.
20.3.05
Nos vi en un cuadro inmenso, separándome una franja y cortes.
Te vi en su trenza, en sus agallas, en la sangre. Los vi en la habitación: la guerra se vive entre paredes blancas. Me vi en la carta. La vi en los párpados marchitos, los libros y el teléfono sonando en la madrugada.
Sentí el espacio dilatándose a merced nuestra. O quizá fue esa maldita costumbre de buscarse en todos lados.
Te vi en su trenza, en sus agallas, en la sangre. Los vi en la habitación: la guerra se vive entre paredes blancas. Me vi en la carta. La vi en los párpados marchitos, los libros y el teléfono sonando en la madrugada.
Sentí el espacio dilatándose a merced nuestra. O quizá fue esa maldita costumbre de buscarse en todos lados.
18.3.05
14.3.05
palabras que están sin decirlas
abrazo (discúlpame, no hay problema; discúlpame tú a mí, no tiene importancia. tenemos demasiado orgullo, ya sé, no importa, lo hacemos a un lado. te extrañé, yo también. te aprecio, yo a ti. no valió la pena, pero sucedió. pasó pero ya pasó. no quiero que haya una barrera, ya no existe. quiero hablarte, quiero escucharte. sabernos, no dejarnos. te quiero, yo también.)
11.3.05
sin querer
Me dije que este día no sería tuyo, estaba decidida. Me acosté para ver una película. El sillón todavía tiene ese leve aroma de casi todos los viernes en que te sentabas a mi lado; se me quedó la costumbre de ver cada quince minutos el reloj, de esperarte, de pensar que llegarías cuando esa canción comenzara.
Y por si fuera poco, todos preguntan por ti. Me hacen desear hacerme la misma pregunta, sin titubeos ni trucos. Pero desisto. Y así, este día-con la pregunta posándoce en mis labios-, sin querer, te pertenece.
Y por si fuera poco, todos preguntan por ti. Me hacen desear hacerme la misma pregunta, sin titubeos ni trucos. Pero desisto. Y así, este día-con la pregunta posándoce en mis labios-, sin querer, te pertenece.
6.3.05
un bolsillo roto
Y yo lo sé, yo sé que tengo algo por decir, alguna historia chusca qué contarte, sé que en el bolsillo encontraré el diálogo preciso. Pero cuando hundo mi mano me doy cuenta: el bolsillo está roto, nuestras palabras cayeron; callaron.
5.3.05
de un hombre y la cabeza de un maniquí
Caminaba con mamá y su saco azul por la plaza Hidalgo, era un buen día y el viento nos recordaba su existencia.
Nos reímos de esto y aquello, nos acordamos de los malosentendidos, casi empezamos una discución. Y digo casi porque en el momento que comenzamos a moldearla, lo vi pasar por la cuadra de enfrente: un hombre alto que aparentaba los treinta y cinco, moreno, de cabello lacio, pantalón de mezclilla y camisa de vestir, de manos pequeñas, rechonchas, con ellas sostenía la cabeza de un maniquí. Hablaba.
Quedé hipnotizada, mis ojos lo siguieron hasta donde les fue posible. Me sonreí, pensé en todo lo que pudo haber sucedido entre él y esa cabeza femenina, en lo que pudo haberle dicho; pensé en la mujer de cabello oscuro y ojos miel que le había roto el corazón, en los meses que pasó buscando el pedazo que ella se había llevado. Imaginé el desgaste de sus nudillos, producto de su insistencia en la puerta de Sofía; el diario que escribió con lápiz para poder borrar todo aquello que le causara vergüenza después, lamentándose porque la vida era un boligrafo de tinta negra sobre su hoja, de la que no podía hacer otra versión. Pensé... y mamá dijo: ¿Viste ese loco? Uno ya ni se imagina quién lo es. Acentí, supe lo que sus palabras, no ella, me querían decir.
Nos reímos de esto y aquello, nos acordamos de los malosentendidos, casi empezamos una discución. Y digo casi porque en el momento que comenzamos a moldearla, lo vi pasar por la cuadra de enfrente: un hombre alto que aparentaba los treinta y cinco, moreno, de cabello lacio, pantalón de mezclilla y camisa de vestir, de manos pequeñas, rechonchas, con ellas sostenía la cabeza de un maniquí. Hablaba.
Quedé hipnotizada, mis ojos lo siguieron hasta donde les fue posible. Me sonreí, pensé en todo lo que pudo haber sucedido entre él y esa cabeza femenina, en lo que pudo haberle dicho; pensé en la mujer de cabello oscuro y ojos miel que le había roto el corazón, en los meses que pasó buscando el pedazo que ella se había llevado. Imaginé el desgaste de sus nudillos, producto de su insistencia en la puerta de Sofía; el diario que escribió con lápiz para poder borrar todo aquello que le causara vergüenza después, lamentándose porque la vida era un boligrafo de tinta negra sobre su hoja, de la que no podía hacer otra versión. Pensé... y mamá dijo: ¿Viste ese loco? Uno ya ni se imagina quién lo es. Acentí, supe lo que sus palabras, no ella, me querían decir.
28.2.05
Cuentos cortos
Casi siempre las historias cortas son las precisas, las resplandecientes. Pues siempre lo fugaz nos devuelve a lo que somos sin prejuicios, sin pensamientos necios e innecesarios, sin fachadas; son como el susurro que nos despierta en las madrugadas, haciéndonos pensar que su dictado será más cálido que las cobijas y, a los dos minutos se esfuma.
La vida está llena de cuentos cortos que pueden durar lo menos pero, unos, no caben, no se guardan en ningún lugar que no sea bajo la piel.
La vida está llena de cuentos cortos que pueden durar lo menos pero, unos, no caben, no se guardan en ningún lugar que no sea bajo la piel.
27.2.05
Apagar las velas
Cuando un niño apaga las velas del pastel, cierra los ojos, los aprieta hasta que le aparecen arrugas, piensa: en ser un héroe, que de las manos se le desprendan telarañas, que aparezca su hada madrina, que mamá vuelva a ser mamá: ¿por qué tiene que ser una estrellita?, que papá ya no trabaje tanto y regrese temprano a casa, en volar.
Cuando uno es niño y va a apagar las velas en el cumpleaños, jala aire, retiene por segundos el aliento y, con el soplo se van ilusiones, esperanzas, deseos.
Cuando uno es niño y va a apagar las velas, cubre el fuego con otro invisible.
Cuando uno es niño y va a apagar las velas en el cumpleaños, jala aire, retiene por segundos el aliento y, con el soplo se van ilusiones, esperanzas, deseos.
Cuando uno es niño y va a apagar las velas, cubre el fuego con otro invisible.
22.2.05
Say hello to the angels
Me bañé, cambié, me lavé los dientes, crucé la pelea matutina, todo de oquis: se me fue el camión.
Fui más tarde a la misma parada, pasaba de las once, una pareja joven discutiendo. Los escuché porque hablaban fuerte, yo tenía que esperar el camión como a 3 metros de ellos y, sí, a veces soy algo metiche. De repente el tipo vuelve a hablar: pero sigo queriendo irme a una isla contigo, ya sé que estás harta de esta pinche ciudad, hasta la cara te ha cambiado... Dejé mi walkman en casa pero estos dos me hicieron presenciar una parte de Say hello to the angels.
Fui más tarde a la misma parada, pasaba de las once, una pareja joven discutiendo. Los escuché porque hablaban fuerte, yo tenía que esperar el camión como a 3 metros de ellos y, sí, a veces soy algo metiche. De repente el tipo vuelve a hablar: pero sigo queriendo irme a una isla contigo, ya sé que estás harta de esta pinche ciudad, hasta la cara te ha cambiado... Dejé mi walkman en casa pero estos dos me hicieron presenciar una parte de Say hello to the angels.
13.2.05
Time is an invention
Subo cinco escalones, me pinto los labios intuitivamente: quiero creer que hoy será un buen día.
Vendo algunos libros y voy a clase. Una clase en la que discuto aproximadamente media hora, después vuelvo a la presentación: Vino, libros, una pluma haciendo dedicatorias, elogios, bocadillos. Un cabello oscuro y lacio.
Lluvia, carretera, casa, más vino, más risas, más tiempo.
Cuadros de lugares, de casualidades y gente capturando un concepto; café, apretones de manos, explicaciones. Unos lentes de armazón negro y cuadrado.
El reloj pisando movimientos, le recuerdo y veo la camiseta de Tulio, me digo: Of course, time is an invention.
Vendo algunos libros y voy a clase. Una clase en la que discuto aproximadamente media hora, después vuelvo a la presentación: Vino, libros, una pluma haciendo dedicatorias, elogios, bocadillos. Un cabello oscuro y lacio.
Lluvia, carretera, casa, más vino, más risas, más tiempo.
Cuadros de lugares, de casualidades y gente capturando un concepto; café, apretones de manos, explicaciones. Unos lentes de armazón negro y cuadrado.
El reloj pisando movimientos, le recuerdo y veo la camiseta de Tulio, me digo: Of course, time is an invention.
4.2.05
Desviaciones
Desviaciones que nos llevan, sin pasos, a donde hemos estado: a veces resulta inevitable.
Las cosas pares.
Las cosas pares.
30.1.05
3 días.
Escuchando desde el segundo piso a la orquesta, pensé en Ana Bron.
Me gustó Álamos, sus calles que a algunos sacaron ampollas, su frío que a otros les dejó catarro, su cielo impresionante, las casas, su gente: Nuestro fin de semana gozado hasta el cansancio.
Recargados en una pared. Alsé la vista. Pasó una estrella fugaz: yo no pude escoger el deseo.
Me gustó Álamos, sus calles que a algunos sacaron ampollas, su frío que a otros les dejó catarro, su cielo impresionante, las casas, su gente: Nuestro fin de semana gozado hasta el cansancio.
Recargados en una pared. Alsé la vista. Pasó una estrella fugaz: yo no pude escoger el deseo.
26.1.05
22.1.05
Dan: I apologize. If you love her you'll let her go so she can be happy.
Larry: She doesn't want to be happy.
Dan: Everybody wants to be happy.
Larry: Depressives don't. They want to be unhappy to confirm they're depressed. If they were happy they couldn't be depressed anymore. They'd have to go out into the world and live. Which can be depressing.
- Closer, screenplay by Patrick Marber.
Larry: She doesn't want to be happy.
Dan: Everybody wants to be happy.
Larry: Depressives don't. They want to be unhappy to confirm they're depressed. If they were happy they couldn't be depressed anymore. They'd have to go out into the world and live. Which can be depressing.
- Closer, screenplay by Patrick Marber.
21.1.05
when it rains
I’m only happy when it rains
I feel good when things are going wrong
I only listen to the sad, sad songs
I’m only happy when it rains
- Garbage.
Se tienen pizarrones, personas que no saben lo que hacen y sin saber lo odian, cuentos volátiles, el amanecer nublado y olas en partes equivocadas. Pero llueve y yo, este viernes, soy feliz.
I feel good when things are going wrong
I only listen to the sad, sad songs
I’m only happy when it rains
- Garbage.
Se tienen pizarrones, personas que no saben lo que hacen y sin saber lo odian, cuentos volátiles, el amanecer nublado y olas en partes equivocadas. Pero llueve y yo, este viernes, soy feliz.
18.1.05
10.1.05
poca cosa*
Las 4:50 y yo aquí, deshaciendo, tratando de que embonen piezas, de saber, de entender. Pero la vida es muy poca cosa, ¿verdad, Blanca? que nos dice tanto y simultaneamente nada... las historias nos (re)inventan.
-Pero si tú eres mi vida, Blanca, mi vida entera -le había dicho cuando ya no tenía nada más que decir. Blanca se incorporó, empezó a dar de vueltas sobre su propio eje, su falda de flores extendida como un paracaídas.
-Pero si la vida es muy poca cosa, corazón, ¿no te habías dado cuenta? -yo tenía el mundo ahí, en mi bolsillo, guardado como un regalo, y ahí se quedó.
- El día en que murió Juan Rulfo, Cristina Rivera Garza.
-Pero si tú eres mi vida, Blanca, mi vida entera -le había dicho cuando ya no tenía nada más que decir. Blanca se incorporó, empezó a dar de vueltas sobre su propio eje, su falda de flores extendida como un paracaídas.
-Pero si la vida es muy poca cosa, corazón, ¿no te habías dado cuenta? -yo tenía el mundo ahí, en mi bolsillo, guardado como un regalo, y ahí se quedó.
- El día en que murió Juan Rulfo, Cristina Rivera Garza.
9.1.05
what if...
- Mrs. Noruega: You have to believe that life is more than just the sum of it's parts, kido.
- Leland: But what if you can't put all the pieces together, in the first place?
* The United States of Leland.
(...)
- Leland: But what if you can't put all the pieces together, in the first place?
* The United States of Leland.
6.1.05
mal que no es ·mal·
Me siento mal pero no se siente tan mal; no tengo ganas de sentirme bien.
- A.
En ocasiones se dice más de lo que se quiere decir...
Cuántas veces una se ha sentido (valga la redundancia) justo así.
- A.
En ocasiones se dice más de lo que se quiere decir...
Cuántas veces una se ha sentido (valga la redundancia) justo así.
4.1.05
Tender is the night*
Esto es extraño, poco creíble, pero cierto.
Me levanté hace unos 15 minutos, en cuanto abrí los ojos apareció en mi cabeza "tender is the night", me dije a mí misma ¿qué carajos es eso? El paso a seguir cuando uno se hace esa pregunta es buscar en google, listo: Hay libro y película. Bien, ahora la pregunta clave: ¿en qué parte de mi mente estuvo que justo ahora se atreve a desplegarse? No recuerdo nada del autor ni de el libro en sí, ni de libros de él, por más que escarve... Lo buscaré, a ver si mi subconciente nomás no la hace en gusto literario y cinematográfico. Ya veremos.
(A propósito, me siento medio freak)
Me levanté hace unos 15 minutos, en cuanto abrí los ojos apareció en mi cabeza "tender is the night", me dije a mí misma ¿qué carajos es eso? El paso a seguir cuando uno se hace esa pregunta es buscar en google, listo: Hay libro y película. Bien, ahora la pregunta clave: ¿en qué parte de mi mente estuvo que justo ahora se atreve a desplegarse? No recuerdo nada del autor ni de el libro en sí, ni de libros de él, por más que escarve... Lo buscaré, a ver si mi subconciente nomás no la hace en gusto literario y cinematográfico. Ya veremos.
(A propósito, me siento medio freak)
Next to the blues*
"Have you got any soul?" a woman asks the next afternoon. That depends, i feel like saying; some days yes, some days no. A few days a go i was right out; now i've got loads, too much, more than i can handle. I wish i could spread it a bit more evenly, i want to tell her, get a better balance, but i can't seem to get it sorted. I can see she wouldn't be interested in my internal stock control problems though, so i simply point to where i keep the soul i have, right by the exit, just next to the blues.
- De High Fidelity, Nick Hornby.
- De High Fidelity, Nick Hornby.
1.1.05
Un primero de enero con tarde nublada debería de ser el día perfecto para un recuento; que si qué hice el año viejo, que si fue bueno, lo que escogí, lo que cambié, lo que siempre se quedará como está. Pero una mariposa agita sus alas en la ventana que está a un costado y parece que lleva el mundo dentro, un mundo azul, tornasol, que quiere salvarse teniendo sólo un ala y media; choca contra el vidrio de súbito, se desliza no-viva en él; lo único que puedo hacer es mirar, no hay nada más.
El dos mil cinco comenzó con una peculiar mariposa, un cielo nublado y estoy satisfecha de mis errores, tranquila.
Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco. (Vicente Huidobro)
El dos mil cinco comenzó con una peculiar mariposa, un cielo nublado y estoy satisfecha de mis errores, tranquila.
Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco. (Vicente Huidobro)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
francotiradores
bodies
-
▼
05
(196)
-
▼
12
(13)
- Sentir que el mar se acercabrisa que envuelve cuer...
- (para que luego no olvide)
- ¿Será la costumbre casa?
- miramos barrios viejos
- From now on this ain't your home, this is just an ...
- Llorar a ratos: volvernos goteras, efusión lánguid...
- Bajo su costra dura la tierra tiene un corazón de ...
- Tu cuello se estira, la barbilla apunta al techo, ...
- Lo que pasa ahora no tiene nada que ver contigo.
- verte a los ojos no es lo que antes.
- Ahí esperándome.
- mientras me besas
- esa cosa inasible
-
►
11
(35)
- *
- Desperté y estaba sola.Vi lo de todos los días: el...
- el mejor consejo.
- no le tengas miedo.
- Distancia justa.
- La ventana donde se abandona el aliento para escri...
- nosotros
- Fuck You Poem # 45/ by Amy Gerstler
- Estimado comandante:
- Preguntas dos veces para estar seguro. Hay tiempos...
- Yo a lo que le tenía miedo era al capullo que hací...
- No fue el dolor de cabeza, tampoco el de espalda. ...
- Lees: Eau de parfum/ for her.Y piensas que, no en ...
- eso era.
- Cuándo
- A llorar cuando vemos un durazno. A esto hemos lle...
- La única.
- Me encanta verte al borde de la cama, asimilando q...
- Hazme creer que no lo sabes, hazme pensar que está...
- Aquí nos saludamos con una pregunta: ahora qué pasa.
- El cristal de esta ventana no muestra el exterior:...
- El dolor de ti ya no sabe a lo mismo.
- Mirar la casa, que el reflejo en mis ojos me espan...
- Pararme en el marco de la puerta porque estoy espe...
- El frío es la ausencia de calor. Puedes irte o que...
- La relación entre música y poesía siempre ha perte...
- A guy needs somebody...
- otra cosa.
- my hands are my heart, gabriel orozco.
- toco
- Enmedio lo que decimos, el tumulto que es el mundo...
- el rocío esparcido sobre el pasto: los restos de u...
- Puede.
- No-jueves.
- Resulta hasta gracioso cómo nuestras vidas se redu...
-
►
10
(13)
- A-hora.
- Beso a beso.
- XXI
- mi espalda:
- Me despojas de ti y yo quiero sentir tu lluvia aqu...
- He aprendido a decir que te quiero como se lo digo...
- Así que esto es la euforia prolongada.
- Te acompaño.
- Lo poético sucede cuando no se tienen expectativas...
- Justo ahora quiero que alguien me cante al oído Li...
- Señalarte.
- Mr. Lisbon
- Es en serio, me dices. Y es eso, por encima de la ...
-
►
09
(26)
- acomodar.
- in the attempt*
- Búscame luego.
- la primera
- Sólo dormidos.
- Sigue*
- Pude sentir mis manos entumecer y mis ojos tratand...
- Como.
- algo que faltó.
- Salas.
- V
- soy tan
- Nuestra plaga.
- It is fatal to be a man or woman pure and simple: ...
- dónde
- esos tontos
- En tu ausencia nadie, nadie es tan deseable como tú.
- El 13 de septiembre será la exposición de Peter Zy...
- Fíjate
- Lo que más extraño
- ven
- cuando llovía y estábamos chicos,
- Graffiti (1)
- Te convertiste en una silla de ruedas sobre la que...
- Ya sabes que planear viajes no es lo mío. Yo de lo...
- You could do so much. You could be so much.
-
►
08
(23)
- Skyscrapers rise between uskeeping me from finding...
- tormenta
- un mal día
- tomar distancia
- cuánto falta
- flor de fuego.
- Mi amigo nunca me daba explicaciones. Tal vez me c...
- mesa para dos.
- Allá
- no a mí
- for a minute
- El cansancio de dos, la alegría de dos, la sed, la...
- Decir de lo que es:mentir.-Ricardo Solís.
- tú y tus fotos.
- love and accidents.
- algunos.
- las manchas
- la misma soledad, la no mentida;y este largo desti...
- a él sí
- esta noche quiero...
- reflejos
- Feliz cumpleaños, comandante.
- After doing all these shows, I've become burnt out...
-
►
07
(13)
- Desperté a medio díate busqué en cada rincón de la...
- no coward soul is mine*
- fragmento.
- Silvio, la dentista, yo y un poco tú.
- ¿Cómo se llama cuando no hay diferencia entre esta...
- Dime.
- And instead of saying all of your goodbyes - let t...
- Se me fue el sueño
- ¿Qué te pasó?
- decirte
- Poner la mesa para cuatro nunca dolió tanto como hoy.
- ve
- La palma de la mano ya no condena, apenas se recue...
-
►
05
(15)
- Every time i think of youi get a shot right throug...
- el primer dolor de espalda
- escuchar.
- qué rico
- en una cena.
- Sin título
- Paredes
- Hoy te busqué en la rima que duermecon todas las p...
- Es que las luces no son las mismas, permiten tocar...
- pidiendo
- Llamadas
- secuela
- dudoso iconoclasta
- espectadores
- Reír
-
►
04
(15)
- Vueltas, luz, vueltas, velos, vueltas, años, vuelt...
- cita
- Todo empieza en realidad por querer saber.El mal s...
- lo que se piensa en una mañana enferma
- rojo
- a-penas*
- herencia*
- tejiendo
- solamente
- deslindar*
- ella: la franja que divide el antes del después.
- Me quiebras.Haces que quiera ser cierta.
- días: batallas
- Estaba sacando lo que tenía en mi cartera y lo enc...
- Room 223
-
►
01
(15)
- 3 días.
- Cómo.
- Dan: I apologize. If you love her you'll let her g...
- when it rains
- Pienso en tu cabello que estalla en mi almohada. ...
- Hello, sunshine. Y...
- Trataba de ponerme los audifonos, ya se oía la mús...
- Un reloj diciendo lo que uno se niega a escuchar, ...
- poca cosa*
- what if...
- mal que no es ·mal·
- Escribe lo que sea, lo que venga, lo que no te rod...
- Tender is the night*
- Next to the blues*
- Un primero de enero con tarde nublada debería de s...
-
▼
12
(13)