29.10.05

Beso a beso.

Mientras la muerte nos pudre beso a beso,
nosotros, a veces, pensamos en nosotros, en la muerte, en dios.
- Ricardo Yáñez.


Tenías tanto miedo que tus venas se escondieron. Cuando al fin se encontró una la sangre no desistió: grito rojo de auxilio. Tu rimel puesto desde las seis de la mañana se escurría tres horas más tarde, Qué bonita sombra traes, decía tu madre buscando calmar la lluvia. Y tú le sonreíste, despavorida, deseando con todas tus fuerzas que esto terminara. Querías no sentir las agujas traspasándote como tela delgada, la luz blanca cegándote como un sol que jamás habías visto, las miradas atacándote como si fueras un raro experimento. Deseabas tu cuerpo aquí, completo, solamente tuyo, no entre metales y anestesia; no como objeto de angustia. Deseabas una temporada más y al ir deshilvanándote después de una inyección, mientras veías el algodón de azucar que te compró el abuelo en México, el amanecer desde el departamento en la playa, las pestañas de Manuel, las últimas orquideas que pusiste en el florero... sentiste un beso: supiste, muy en ti, que sería la última vez que esos labios fríos tocarían los tuyos.

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