26.12.05

Sentir que el mar se acerca
brisa que envuelve cuerpos
la ola inmensa que llega y azota

-cuando apareces.

23.12.05

(para que luego no olvide)

  • El beisbol puede ser algo tan poético.
  • La espera en la sala de la abuela.
  • El cielo que a la una de la mañana parece el mismo del tornado en el Mago de Oz.
  • La brisa.
  • Por qué las segundas son fantásticas.
  • Las pláticas bajo cobijas, frente a un calentón, por la madrugada.
  • No sentir nada cuando alguien dice que le haces falta.
  • Razones para no saber dónde y cuándo es casa.

21.12.05

¿Será la costumbre casa?

miramos barrios viejos

Es que son barrios viejos, me dices. El mirar es nuevo, pienso.

18.12.05

From now on this ain't your home, this is just an empty building.

- Road to perdition.

15.12.05

Llorar a ratos: volvernos goteras, efusión lánguida, que enciendas las imágenes de tal manera que se derritan en los ojos.
Bajo su costra dura la tierra tiene un corazón de fuego líquido. Está encerrado allá abajo, todo comprimido, pero si algo se rompe, por ejemplo con un terremoto, el corazón líquido viene hacia arriba, sube y sube hasta dentro de los grifos y un día sale en lugar del agua y los mata a todos. También mataría a mi mamá; ella siempre abre la lavadora sin mirar antes dentro.
Por eso lloraba, sólo por eso.

- De Una infancia, Susanna Tamaro.

13.12.05

Tu cuello se estira, la barbilla apunta al techo, clavícula expuesta, pecho abierto. Sigue la flecha, limpiar lunares y luego la flecha que te haga mirar de nuevo abajo, la sangre. La hendidura que habré dejado, la que siempre estará y acariciarán una tras otra; de la que habrás olvidado el origen, fui blanco, les dirás. Habrás olvidado mi rostro y nombre. Mi marca será un souvenir más, un juego que perdiste. Una entre todas tus otras muertes.

9.12.05

Lo que pasa ahora no tiene nada que ver contigo.

Nada de esto. Las bolsas que guía el viento (litografías de nosotros mismos), la aguja que levanto del suelo una vez que me ha traspasado, el conteo, las trampas, esa costumbre de mirar de reojo. No. Las estrellas derretidas por sol --porque la luz nos quema a algunos--, los cables esmeralda que conectan dedo a corazón, la rapidez, el féretro, la ceniza que seremos, la fotografía empolvada, la ropa que regalarán, el cuarto donde nadie volverá a dormir. No. Tú no tienes nada que ver conmigo.

3.12.05

verte a los ojos no es lo que antes.

Hay cemento, noches largas y desvalidas; ya no veo las palabras, el abrazo, lágrimas buscando cauce. Ahora tiemblo, me da frío. Bajo la mirada. Me da miedo encontrarte.

Ahí esperándome.

...Sin embargo, a pesar de que no soy melancólica y de que no suelo dejarme llevar por los recuerdos y la tristeza, reconozco que hay algo triste en la vida. Es difícil definir lo que es. No hablo del dolor que todos conocemos, como son la enfermedad, la pobreza y la muerte, no: es otra cosa distinta. Está en nosotros profunda, muy profunda: forma parte de nuestro ser al modo de nuestra respiración. Aunque trabaje mucho y me canse, no tengo más que detenerme para saber que ahí está esperándome. A menudo me pregunto si todo el mundo siente eso mismo. ¿Quién lo puede saber? Pero, ¿no es asombroso que, en su canto dulce y alegre, era esa tristeza, ese no sé qué lo que yo sentía?

- Fragmento de El canario, Katherine Mansfield.

1.12.05

mientras me besas

quiero llamarte, pronunciarte, pero es ahí donde y cuando tu nombre no existe. Es entonces que te vuelves todas las cosas.
Tú ya no eres tú, tú ya no eres yo. Eres este camino, la orilla, lengua, segundo, estadía. Eres los ojos cerrados, el silencio que sucede, las sábanas. Eres linternas, navaja, tiempo, el café y los días.
Tú ya no eres tú, eres todo esto que hay, que falta y sobra, que se queda sin darnos cuenta, que a veces huye sin aviso.
Y yo no puedo sino mirarte y besarte y pedir que no te acabes.

esa cosa inasible

Lo peor de tus preguntas es el eco, el cuenco que dejan en el pecho. El vacío que muestran. Esa capacidad de horadar. Esa cosa inasible que me hacen buscar.

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