27.2.06

Dice que huyo, nada más. La escucho, más bien hago como que escucho todo lo que sigue a esa afirmación, a esa palabra, huyes, la pienso como un lago, o como el moho que es perenne y aparece en todos lados, como una tinta negra que se escurre en un letrero de retorno por la lluvia. Y luego el eco de Gelman: hay que aprender a resistir. Ni a irse ni a quedarse, a resistir.
Lo que sentí no fue esperanza, en ese momento, simplemente entendí.

26.2.06

estos días

me desaceran.

25.2.06

"I experienced a rage against that kind of work. I was so angry about art, but I still wanted to make images, so I looked at illustration and commercial images, at-home decorating magazines. I wanted to make things, to use craft. You hadn't been allowed to do that. I wanted to make an art my mother could understand, art that would mean something to people who didn't have advanced academic art degrees."

-SandySkoglund.

21.2.06

Lo (que deja de ser) cotidiano.

Un hombre a media calle, entre los autos, ha logrado lo que yo siempre he querido: que el fuego salga de él.

19.2.06

Oler el café, el aroma que deja en tu boca. Recorro el lugar entero. Un vestigio, la prueba irrefutable de lo sucedido. Porque lo importante, lo que merece nunca has sido tú, es lo que aparece después, el origen de todo: las sobras.

18.2.06

I wanted to be a writer, that's all. I wanted to write about it all. Everything that happens in a moment. The way the flowers look when you carry them in your arms. This towel - how it smells, how it feels...it's thread. All our feelings - yours and mine. The history of it. Who we once were. Everything in the world. Everything mixed up. Like it's all mixed up now. And I failed. I failed. No matter what you start up with, it always ends up being so much less.


- The hours.

16.2.06

15.2.06

Me deslizas como un sobre por debajo de la puerta. Miro lo que puedo: no hay muebles, ni ventanas ni un hombre ni una mujer. Verme es ver esta casa.

14.2.06

9.2.06

Una pregunta, mi nombre seguido de su pausa.
La pintura, los vidrios se quiebran, el techo cae
corro, los demás se protegen bajo sus bancos,
no hay gritos.

Mi voz teme estar en medio,
teme ser el medio.

6.2.06

Hablar de gatos.

Cuando volvimos del viaje lo encontramos aturdido, flaco, dando vueltas en el patio como quien se sabe atrapado y sin fuga posible. Lanzó bufidos y arañazos al aire, estaba consciente de que nada podía hacer a lado de nosotros, podíamos matarlo de hambre o en un segundo asfixiarlo, envenenarle la comida o utilizar una de las múltiples maneras que existen para eliminar a alguien. Pero él peleaba.
Después de una hora se dio por vencido: acepto su destierro. Lo cargamos hasta la puerta, con un brinco se deshizo de nuestros brazos y no volvió a mirarnos. Los días siguientes, cuando regresábamos de alguna fiesta, lo veíamos durmiendo bajo la camioneta. Y estaba bien, a mamá eso no le causaba problema (ni estornudos).


A Rebeca le gusta ver la televisión en la sala. El martes por la tarde, igual que siempre, lo hizo. Lo distinto fue que le dio calor y abrió la puerta; entonces entró, estaba acechando, esperando la oportunidad para volver, corrió hasta la sala pero mi hermana lo alcanzó y sacó una vez más. Esto se repitió cuatro veces en la misma semana, sólo que la última vino hasta mi cuarto. La ventana estaba abierta, así que después de una ardua búsqueda, asumimos que había escapado por ahí. Entonces quedó claro: nada de abrir ventanas ni puertas.
Ese día por la madrugada mamá no podía dormir, dice que tenía una jaqueca insoportable. Bajó a la cocina para servirse un vaso con agua y ahí fue, entre el micro, la alacena y la pared: ahí estaba. Mamá se las arregló para despertarnos, entre los dos rompieron algunos vasos, se gritaron cada quien a su manera, pero dijo que finalmente lo había sacado.
No lo vimos más, creímos que había entendido y empezamos a preguntarnos qué era lo que nosotras no entendíamos. ¿Por qué esa necedad, esa persistencia de estar en esta casa? No era por hambre, revisamos y la comida era la misma, no faltaba nada, no había destrozos de ninguna clase. Llegamos a pensar que lo que buscaba era un lugar calientito donde dormir o quizá, aunque no seamos las mejores candidatas, una familia. Cuando nos dimos cuenta de eso comenzamos a extrañarlo.


Hoy estuve sola en casa, me di una ducha. Descalza volví al cuarto por mi ropa, entré y lo vi, dando vueltas en la alfombra, pensé que estaría enfermo, traté de acercarme pero aún agonizante recordaba lo que le habíamos hecho.
Vueltas y vueltas, ganas de rasguñarme, de ser mil veces más grande y poder matarme, de matarme y morirse de una vez. Yo estaba pasmada, él no dejaba de verme, de odiarme. No sé cuánto tiempo pasó hasta que dejó de dar vueltas y estirarse, hasta congelarse con sus ojos puestos en mí.
No pude levantarlo, me daba miedo, vergüenza. Ignoro también los minutos que se fueron hasta la llegada de mamá. ¡Paloma!, y Paloma no contestó, la oía lejos, muy lejos. Mamá abrió la puerta, no sé qué dijo, no lo recuerdo, lo levantó y salió con él en brazos. Mamá se veía triste, creo que desde hoy tampoco hablaremos de gatos.

3.2.06

Tema siempre, el temor le pudrirá el corazón y alimentará su búsqueda.

- Jorge Esquinca.

1.2.06

líneas sueltas.

mi voz se esconde en calles

(nunca pasa lo que digo, no puedo dar nombres)

bajo y arrancas (el auto, mi paciencia, el escudo)

los mares se volvieron orillas y tú regresaste

bodies