22.9.05

Sólo dormidos.

- ¿Por qué no te duermes? Es lo que te hace falta: descansar.
- No te preocupes, no tengo sueño, es todo.
La verdad es que me da miedo cerrar los ojos. Encontrarte en algún edificio, trepando andamios, pasarte sin prisa. Descifrar. Odiaría saber qué es lo que haces conmigo, Samuel, porque los sueños no mienten (lo menos que hace uno al dormir es descansar) ,y esta noche, no sé por qué siento que estoy a punto de darme cuenta.
Por eso no quiero. Por eso voy a ponerme la blusa que te gusta y decirte que nos vayamos al bar que está aquí, a dos cuadras. Vamos a sentarnos en la barra y tu mano caerá sobre mi muslo cuando le des a la cerveza el primer trago. Me acomodaré el mechón de cabellos que el abanico de la esquina movió hacia mi mejilla, y mientras hago eso tú vas a verme el escote y darle el último trago a la cerveza. Pagarás la cuenta, me tomarás de la mano, mis botas sonarán contra el pavimento. El camino será para mirarnos con la curiosidad restante, para inspeccionar lo que nos espera. Antes de entrar a casa voy a sacar un cigarro y tú el encendedor, y luego yo voy a darte otro cigarro. Vamos a sentarnos sobre la banqueta, ver el humo que a los dos nos encanta. Vamos a sentarnos sobre la banqueta hasta que amanezca, Samuel, a recordar lo que hemos hecho, lo que nos perdimos por estar juntos, los libros que hemos leído, lo que nos espera ahora y después. Vamos a estar despiertos siempre, para ignorar lo que sólo dormidos podemos saber.

bodies