25.7.05

Silvio, la dentista, yo y un poco tú.

Tenía cita a las dos con la dentista. Siempre tengo cita con la dentista, siempre mis dientes tienen algo y está de más decir que probablemente sean irreparables. No había gente esperando así que pasé al sillón, me recosté.
El problema ya había sido identificado: tenían que sacarme la muela del juicio (hubieran sacado no nadamás la muela sino también el juicio, pero en fin, "unas cosas por otras").
Boca abierta, algodón sabor a fresa, jeringa inmensa. A veces adoro la anestesia, en verdad.
En cuanto vi la jeringa cerré los ojos: no quise saber lo que seguía (sí podía verlo, la doctora usa lentes).
No sé en qué estación estaba la radio pero cómo la aborrecí: empezó Hoy mi deber y una lagrimita corrió a media canción.

- ¿Te duele?
- Poquito.

Sí. Me duele, dolor chiquito: nada que tu después no pueda remediar.

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