29.8.05

tormenta

Una voz a cada luz, el viento mueve las hojas para pegarlas en mi ventana: marco del exterior sepia. Pareciera que el agua me hablara, esa que cae a la hoya desde la gotera y la que pega con la banqueta y el parabrisas, y todas las gotas se vuelven dicciones, sonidos, profecías.
Los carros apresurados buscan un refugio para su gente, las sirenas comienzan a oírse, los instrumentos se multiplican. Yo la oigo a ella, oigo al agua que se mueve y me canta, que podría decir tanto y yo no entiendo pero escucho, como quien escucha un idioma que está a punto de olvidar.

bodies