8.7.07

Nos la jugaron, te digo, hoy no es sábado, es puro domingo: ese desasosiego, ese final interminable.

Me ducho creyendo que el agua. Y no, el agua nunca. M viene a devolverme una película, debí conocerlo antes, pienso, no hubiera estado mal, pero eso ya no importa; me pide algo de beber y nos sentamos, yo en el barandal de la cocina, él en uno de los bancos, charlamos hasta que vemos la hora. Lo despido en una tormenta de polvo. Va a llover, le digo, Paloma, me dice, ¿sí?, pregunto, nos vemos pronto. Y hace que sonría. Me gustan esas pausas.

Oscurece. Tomo las llaves del auto, conduzco. Llueve. Bajo la ventana, se moja todo el asiento y el tablero y el volante, escucho Cemetry gates. Yo tan ingenua, tan fácil de complacer. Vuelvo horas después. Invado el cuarto con la ventana más grande y la abro. No pienso en nadie. Se oyen maullidos. Me quito la camiseta. Pongo música. Sonrío. Me gustan los sábados que son domingos.

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