23.10.04

¿Qué...?

Él dijo destino, yo pensé en casualidad.
Bajo el semáforo me encontró por segunda vez, no sabía si asustarme, actuar indiferente, alegrarme, verle el lado positivo o simplemente extrañarme. Quizá la confusión hizo que el instante se volviera tan peculiar. Los dilemas nos hacen ver las cosas más interesantes de lo que son.
Era un personaje algo raro, camiseta a rayas, unas ojeras inmensas, su portafolio negro y viejo, un par de ojos que no me quitaba de encima.
Me invitó un café, a ratos me invadía el espanto, luego pensaba que no podía ser algo malo, no se respiraba esa intención; así que acepté, era demasiada mi curiosidad. Hablaba como si me conociera.
- Te ves triste, Paloma.
La gente siempre me dice eso, desde que tengo memoria.
- En realidad estoy bien.
- Estás triste porque eres observadora.
No sabía qué demonios estaba pasando.
- Buscas mucho...
Acentí con la cabeza, "Tal vez" dije.
Me dio una carta. Cuando me despedí su mano se rehusaba a soltar la mía, todo ese rato me miró fijamente y según externó yo igual lo hice.
Sigo sin saber qué sentir, qué pensar, qué fue lo que pasó.
¿Qué era él?, ¿Qué fui yo?



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