31.10.04

El suspiro se refugia trás la puerta, tocas dos, tres, cuatro veces; cuando al fin abre no es tuyo, es por sí mismo, ni siquiera te reconoce.
Esbosas una curva en la parte inferior de tu rostro, crees que el Norte sigue siéndolo pero el mundo se ha puesto de cabeza: tu nombre no se deletrea ni sabe igual, las canciones se apagan, oscuridad canta, cierras los ojos: Ya bailar no da miedo.



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