El suspiro se refugia trás la puerta, tocas dos, tres, cuatro veces; cuando al fin abre no es tuyo, es por sí mismo, ni siquiera te reconoce.
Esbosas una curva en la parte inferior de tu rostro, crees que el Norte sigue siéndolo pero el mundo se ha puesto de cabeza: tu nombre no se deletrea ni sabe igual, las canciones se apagan, oscuridad canta, cierras los ojos: Ya bailar no da miedo.
24.10.04
23.10.04
¿Qué...?
Él dijo destino, yo pensé en casualidad.
Bajo el semáforo me encontró por segunda vez, no sabía si asustarme, actuar indiferente, alegrarme, verle el lado positivo o simplemente extrañarme. Quizá la confusión hizo que el instante se volviera tan peculiar. Los dilemas nos hacen ver las cosas más interesantes de lo que son.
Era un personaje algo raro, camiseta a rayas, unas ojeras inmensas, su portafolio negro y viejo, un par de ojos que no me quitaba de encima.
Me invitó un café, a ratos me invadía el espanto, luego pensaba que no podía ser algo malo, no se respiraba esa intención; así que acepté, era demasiada mi curiosidad. Hablaba como si me conociera.
- Te ves triste, Paloma.
La gente siempre me dice eso, desde que tengo memoria.
- En realidad estoy bien.
- Estás triste porque eres observadora.
No sabía qué demonios estaba pasando.
- Buscas mucho...
Acentí con la cabeza, "Tal vez" dije.
Me dio una carta. Cuando me despedí su mano se rehusaba a soltar la mía, todo ese rato me miró fijamente y según externó yo igual lo hice.
Sigo sin saber qué sentir, qué pensar, qué fue lo que pasó.
¿Qué era él?, ¿Qué fui yo?
Bajo el semáforo me encontró por segunda vez, no sabía si asustarme, actuar indiferente, alegrarme, verle el lado positivo o simplemente extrañarme. Quizá la confusión hizo que el instante se volviera tan peculiar. Los dilemas nos hacen ver las cosas más interesantes de lo que son.
Era un personaje algo raro, camiseta a rayas, unas ojeras inmensas, su portafolio negro y viejo, un par de ojos que no me quitaba de encima.
Me invitó un café, a ratos me invadía el espanto, luego pensaba que no podía ser algo malo, no se respiraba esa intención; así que acepté, era demasiada mi curiosidad. Hablaba como si me conociera.
- Te ves triste, Paloma.
La gente siempre me dice eso, desde que tengo memoria.
- En realidad estoy bien.
- Estás triste porque eres observadora.
No sabía qué demonios estaba pasando.
- Buscas mucho...
Acentí con la cabeza, "Tal vez" dije.
Me dio una carta. Cuando me despedí su mano se rehusaba a soltar la mía, todo ese rato me miró fijamente y según externó yo igual lo hice.
Sigo sin saber qué sentir, qué pensar, qué fue lo que pasó.
¿Qué era él?, ¿Qué fui yo?
17.10.04
también.
... pero también ocurre que al hablar la voz no suena aunque lo pensado parece arañar los vidrios
- Hay silencio en la lluvia que cae estripitosamente, Ajedrez-Navegaciones, Homero Aridjis.
- Hay silencio en la lluvia que cae estripitosamente, Ajedrez-Navegaciones, Homero Aridjis.
13.10.04
10.10.04
Caravana del espejo*
Asida de un hueco/interminable cae,/absoluta ciudad/de manicomios viejos,/como si ángeles nocturnos/vinieran a decirnos /cada noche/"la absolución de insomnios/viene en nubes",/dibujo vagabundo /dice la voz de Dios/que anda enfermo.
Porque bajo los astros/ni la humildad /ni el tiempo/alcanzan.
Hace dos lunas/ las sombras/ abandonaron cuerpos/ por unas cuantas lumbres/que llevaba el viento.
Hace muy poco/ el aire se posaba en manos/ de los muertos/ y hoy/la oscuridad halló su nombre/ en el silencio.
Me vienen a buscar/ los que han visto en la luna/ el porvenir de los desiertos.
He visto la ira/ desbandada sobre el aire,/ la infancia recorrida/ con el cuerpo roto,/bajo el cielo prendido/ del canto triste de una tarde.
Me duele el desamor de tantos años.
Si germina un espejo/ con agua del verano/ leo mi nombre y tanto malabar/a cambio de esto que será cenizas;/he visto a la Voraz cuando aparece/ tragarse la presencia/ de cuanto amo.
He callado el amor/ con una píldora de insomnios,/ he negado la sombra del Creador/por la moneda del decoro,/ he bebido ese cáliz que agota la verdad/ del que respira;/pero hoy/ amaneció nublado el corazón/ y antes de irse/ me ha dicho en estos versos/que le escriba, que sólo escriba a la deriva/ de las horas.
"Siento la sed del cielo en tus entrañas,
he vivido en el centro de tus causas con una muchedumbre a solas,
y en esta habitación cuento los años,
y de principio a fin
somos abismo."
- Homenaje de poetas jóvenes a Gorostiza, Caravana del espejo, Ricardo Venegas.
Veintiuno.
Tal vez el problema es que sea un número impar, la saeta desfigurando el silencio o más llanamente, que con el último diente de leche se fue la tibia pizca de mi infancia. Me gustaría creer que es el azar solo quien me juega un veintiuno.
Aquel tirante rendido ante su hombro es menos que insinuación, ¿dónde podrá estar la mirada que se le ha perdido?
Sin espacio a duda, siempre seremos nómadas.
Aquel tirante rendido ante su hombro es menos que insinuación, ¿dónde podrá estar la mirada que se le ha perdido?
Sin espacio a duda, siempre seremos nómadas.
7.10.04
4
Cuando escuchas a Silverchair acostada, viendo una lámpara que te ha acompañado más tiempo que casi cualquier objeto (in)animado, lo último que quieres es que abran la puerta y pregunten si estás enferma.
Creas discuciones, gritas, vuelves a ensamblarte, todo sucede dentro. Y a ratos quisieras que alguien pudiese verlo.
Que alguien te mirara y asumiera o hiciera la pregunta precisa, y a pesar de que te rehuces a decirlo sepa, te abrase, te diga que las cosas marcharán bien, que tú marcharás bien, que no importa.
No tener que ahondar en algún vacío y jugar con la nostalgia de algo que no se ha conocido, que probablemente no exista.
Quieres que se haga en ti la risa que a los demás sostiene.
Dejar de hacer mapas inservibles, quedarte: Estar.
No ser zozobra y mudanza. Impedir que la voz se desgaste.
Creas discuciones, gritas, vuelves a ensamblarte, todo sucede dentro. Y a ratos quisieras que alguien pudiese verlo.
Que alguien te mirara y asumiera o hiciera la pregunta precisa, y a pesar de que te rehuces a decirlo sepa, te abrase, te diga que las cosas marcharán bien, que tú marcharás bien, que no importa.
No tener que ahondar en algún vacío y jugar con la nostalgia de algo que no se ha conocido, que probablemente no exista.
Quieres que se haga en ti la risa que a los demás sostiene.
Dejar de hacer mapas inservibles, quedarte: Estar.
No ser zozobra y mudanza. Impedir que la voz se desgaste.
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