1.9.06

En casa prestada también los libros fueron prestados, y tuve un favorito. Hoy, en el desastre cotidiano que es mi escritorio, encontré la libretita donde apuntaba lo que pareciera ser algún tipo de milagro. La abrí al azar, y aparecieron dos versos de ese libro que hablo:

Hoy no es la lluvia la que me detiene en cama
es el terror de ser ese hombre


Leo. Vuelvo a sentir el escalofrío.

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