25.3.06

estragos

Amanecí con una línea de sangre seca en los labios, los ojos hinchados, como si ayer hubiera librado una pelea. La piel de los nudillos estaba también pintada de rojo, y lo que había en mi cuello era el eco de un frío.
Paso mi mano por la clavícula, esto nunca es un juego. Los ojos, sin pedir permiso, se han abierto más y me he puesto de pie, esto nunca será un juego.
Ya recuerdo.

bodies