31.1.06

La mujer de la pierna amputada se sienta a un costado mío. Recarga su muleta sobre la otra pierna, la que sí está y la sostiene. (Debe tener cuando mucho veinticuatro años, es bonita). Inclina su cabeza hacia mi lado, parece dormir.
Su mano toca la mía, siento como cuando una blusa empieza a moldearse en mi espalda. Abre los ojos, un segundo después se percata de la posición de su mano. Se disculpa y calla, deja de mirarme. Cree que no me dice nada, sus dedos marchan sobre el metal de la muleta. No mira ningún punto fijo, imagino que piensa en el sueño que la arrastró a tomar la mano del pasajero de enseguida, las oportunidades que se han ido, las cosas que han pasado... Se dice en voz baja, casi incomprensible, se me olvidaron las llaves.

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