17.2.08

Diana

El lugar está infestado, Britney Spears en las pantallas, empiezo a ver a la gente como insectos: él parece un escarabajo, ella podría ser una catarina, aquella una hormiga, esas güeras de allá abejas. Esquivo a todos, llego a la barra, entrego mi comanda y espero dos bud lights.
-Mira, cabrón, lárgate a la chingada de aquí o te madreo.
(El "cabrón" en cuestión llevaba ya, señoras y señores, media noche enfadando a cuanto se le ponía enfrente, así que, desde mi incendiario punto de vista, he had it coming)
Entonces tomé ese ultimátum como si fuera mío y desaparecí en dos segundos de ahí. Mismos en que un puño llegó a una quijada, esa quijada al piso, se hicieron los bandos y botellas se levantaron. La escena se veía en fast-forward, mientras alrededor todo en pausa. El de la quijada en el piso salió corriendo, el del puño en la quijada fue tras él. Los insectos no se movían, sólo se veían las caras. Yo, no podía borrarme la sonrisa: era un grillito huyendo de un alacrán.
Después llegó la policía, un grupo armado y de negro entró buscando al agresor: el compa se dio a la fuga. Luego un inspector dijo que invitaba a no causar más problemas y salir ya del establecimiento. Se fueron las colmenas. Se fue la policía. Ese día era cumpleaños de Diana, la mesera que es también física y baila salsa.

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