14.2.11

El programa era, por supuesto, excelente, pero la atención que los niños prestaban a la presentación se debía a algo más que a la calidad de la producción. Tenían una razón para mirar. Después de ocho semanas de pensar, hablar y especular, las escenas que se desarrollaban ante sus ojos mostraban lo que hasta entonces sólo habían imaginado en su mente.

-M. DiSchino.

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