la profesora nos preguntó qué causa apoyaríamos, si habíamos considerado alguna vez pertenecer o crear una ac; pero la pregunta en realidad, yo sé, era menos elaborada: la pregunta era en qué creíamos. me quedé helada. pensé en qué he hecho. un día antes del dos de octubre me preguntan en qué creo, qué haría, y las razones.
camino por los pasillos, entro a la biblioteca, un mundo de libros no sustituye al de fuera, jamás podrá; salgo y hay pancartas, fotos, palabras, al día siguiente una charla con miembros del movimiento. un hombre habla con furia fingida o ya demasiado estropeada; hay en la mesa una mujer delgada y con arrugas, habla leve, tranquila, tiene esos ojos que están siempre al borde, del asombro o del llanto, dice "fuimos felices, porque estábamos construyendo algo", y esa conjugación en pasado y la esperanza en su voz me partió el alma. me sentí pequeña, imbécil, pero sobre todo inútil.