27.10.09
20.10.09
***
en el piso de enfrente
apagaron la luz, si el mundo
no va a estallar debería
buscar algo que encender, cigarrillos
papeles. fuego. la tierra
está corrida del eje
si todos saltamos a la vez
volvería a su centro. escucho
un despertador en cada casa. ahora
el desayuno, ahora,
caerían las cosas, los vidrios
se astillarían.
y más tarde
caminar por la calle
entre los restos con la idea
del deber cumplido.
-Laura Lobov
en el piso de enfrente
apagaron la luz, si el mundo
no va a estallar debería
buscar algo que encender, cigarrillos
papeles. fuego. la tierra
está corrida del eje
si todos saltamos a la vez
volvería a su centro. escucho
un despertador en cada casa. ahora
el desayuno, ahora,
caerían las cosas, los vidrios
se astillarían.
y más tarde
caminar por la calle
entre los restos con la idea
del deber cumplido.
-Laura Lobov
7.10.09
la profesora nos preguntó qué causa apoyaríamos, si habíamos considerado alguna vez pertenecer o crear una ac; pero la pregunta en realidad, yo sé, era menos elaborada: la pregunta era en qué creíamos. me quedé helada. pensé en qué he hecho. un día antes del dos de octubre me preguntan en qué creo, qué haría, y las razones.
camino por los pasillos, entro a la biblioteca, un mundo de libros no sustituye al de fuera, jamás podrá; salgo y hay pancartas, fotos, palabras, al día siguiente una charla con miembros del movimiento. un hombre habla con furia fingida o ya demasiado estropeada; hay en la mesa una mujer delgada y con arrugas, habla leve, tranquila, tiene esos ojos que están siempre al borde, del asombro o del llanto, dice "fuimos felices, porque estábamos construyendo algo", y esa conjugación en pasado y la esperanza en su voz me partió el alma. me sentí pequeña, imbécil, pero sobre todo inútil.
camino por los pasillos, entro a la biblioteca, un mundo de libros no sustituye al de fuera, jamás podrá; salgo y hay pancartas, fotos, palabras, al día siguiente una charla con miembros del movimiento. un hombre habla con furia fingida o ya demasiado estropeada; hay en la mesa una mujer delgada y con arrugas, habla leve, tranquila, tiene esos ojos que están siempre al borde, del asombro o del llanto, dice "fuimos felices, porque estábamos construyendo algo", y esa conjugación en pasado y la esperanza en su voz me partió el alma. me sentí pequeña, imbécil, pero sobre todo inútil.
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