20.4.08

Saturday night live

Se me acercó, sus manos detrás del cuello, adivinando cómo empezar.
-Paloma, ¿hay algo que pueda hacer para que no estés así?
A mí, eso me quiebra. A mí, el interés me mata. Yo soy de esas machitas que no lloran en los funerales hasta que alguien logra a la fuerza envolverla en brazos, y entonces se pone como Magdalena.
-No. No sé... no.
-Es que no me gusta que las personas estén así, menos que tú estés así.
Lo que yo quise decir fue: Abrázame, abrázame pero no aquí, no ahorita, porque si lo haces voy a llorar, mucho. Y yo no doy espectáculos. En vez de pedirlo, mis ojos apunto de al piso (recordé aquello de "cuando ves el piso conectas con emociones, cuando miras hacia arriba con pensamiento"), y caminé casi corriendo al único cuarto donde no hay cámaras. Me senté y lloré. No sé cuánto tiempo. Pensar que me puse así por lavar un trapeador.
A mí, lavar me pone mal. Lavar-tallar. Ver los restos: que las sobras, el polvo, se van con el agua por una coladera. Que no permanece. Nada permanece. Y es desolador (últimamente he usado mucho esa palabra, siento mucho esa palabra).
Que con el tiempo uno tiene menos rutas conocidas, menos casas donde refugiarse, porque cada quien se está construyendo, y las vidas son distintas.
Pero incluso mi vida...a mí, todo me parece tan ajeno.

bodies