recuerdo que traía puesto el abrigo rojo que me regaló tomás. era de mi mamá, cuando se lo vi puesto en una foto me acordé de ti, dijo al entregármelo. estabas no sé dónde pero yo te esperaba en la lluvia, bajo un árbol. mi deseo era bastante sencillo, como todo lo imposible.
llámame cuando estés borracha.
me quedo en casa con frida, dispuesta a dormir. a las nueve llegan amigas con un veinticuatro. hablamos de tíos muertos, de investigaciones cerradas por miedo a eso mismo (otra vez), de la culpa, de todo lo que queremos estarnos perdiendo. afuera de mi casa los vagabundos piden cigarros, dan las gracias como si les hubiésemos salvado la vida.
la mañana es nublada y bella, camino por las calles con la misma sensación que cuando despierto contigo: la luz fría luego de la fiesta, ese silencio que resuena; olernos crudos y besarnos, con esa soledad tan libre que sólo tú y yo entendemos.